La comunidad de montes de Silván (Meis) lanza un órdago que, si prospera, podría suponer el cierre del campo de golf del monte Castrove, el único público de O Salnés. Los vecinos afirman que la "mala o nula gestión" de la instalación deportiva, en palabras de un representante de la comunidad de montes, está causando perjuicios tanto al colectivo en sí, que ha visto mermados sus ingresos en concepto de alquiler de los terrenos, como a los trabajadores de la empresa de mantenimiento del campo, que se han visto obligados a aceptar un recorte en sus salarios.

Así las cosas, los comuneros han convocado una asamblea con los alcaldes de los ayuntamientos que forman parte de la Fundación Monte Castrove. Es mañana miércoles en Exposalnés (Cambados) a las 18.00 horas, y pretenden que en esa reunión se tome alguna decisión sobre el futuro del campo. Según ellos, o se cambia el rumbo de la instalación o ésta seguirá perdiendo socios. Tanto es así que un portavoz de la comunidad avanza que "no descartamos pedir la dimisión del presidente del patronato", que no es otro que el alcalde de Meis, José Luis Pérez. "El presidente de Monte Castrove puede ser el alcalde de cualquiera de los concellos miembros", añade.

En último extremo, prosigue, los comuneros incluso estarían dispuestos a exigir que les devolviesen los terrenos donde se encuentra el campo, lo que en la práctica significaría o bien su cierre, o bien que la comunidad de montes contratase directamente con alguna empresa su explotación. En ese caso, perdería su carácter público actual, y que le da el hecho de que la fundación esté integrada por nueve ayuntamientos de las comarcas de O Salnés y Pontevedra.

Cesión por 30 años

Los comuneros de Silván y la Fundación Monte Castrove firmaron en 1996 un convenio, según el cual los vecinos de este lugar de Meis cedían los terrenos para la construcción del campo por un periodo de 30 años. A cambio, recibirían una contraprestación económica -que actualmente ronda los 2.000 euros al mes- y los vecinos tendrían prioridad a la hora de ocupar los puestos de trabajos en las áreas de mantenimiento. Un derecho que sería extensivo a los parientes de estos vecinos hasta el segundo grado de consanguinidad.

Pero los comuneros sostienen que la Fundación Monte Castrove está ahora incumpliendo algunos de los acuerdos del convenio, de ahí que avisen de que o se toma un cambio de rumbo o buscarán la fórmula para rescindir el convenio aunque aún falten casi 10 años para el final de dicho plazo.

Los propietarios del monte de Silván arguyen que cuando firmaron el convenio con los ayuntamientos se establecía que además del campo se construirían otras instalaciones deportivas, para la práctica de la hípica, el tenis, el fútbol y hasta la natación. Pero, salvo el campo de golf, no se ejecutó ninguno de esos proyectos.

Prosiguen con que debido a la, según ellos, "mala" gestión, el número de socios ha caído en picado (de 1.500 a unos 800), lo que ha supuesto que la fundación reduzca un 14 por ciento los sueldos de la veintena de trabajadores de mantenimiento que son vecinos de Silván (el alcalde sostiene que en realidad solo están afectados una decena) y un 10 por ciento sus aportaciones mensuales a la propia comunidad de montes de Silván.