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Fomento detecta 27 tramos de carreteras de la comarca con exceso de ruido por el tráfico

La N-550 es el vial más conflictivo, al afectar a cerca de 12.000 personas en menos de tres kilómetros -La autovía de Marín, entre los recorridos calificados como prioritarios

El kilómetro 131 de la AP-9, que sobrevuela la Casa del Mar, y la zona residencial próxima. // R. Vázquez

La red de carreteras del Estado en la comarca de Pontevedra suma más de 112 kilómetros, preferentemente en las carreteras N-550 entre Caldas y Vilaboa, la N--554 en este último municipio, la N-541 por Pontevedra y Cotobade y el entramado que se conforma entre el nudo de O Pino y la autovía de Marín, así como algunos tramos de N-640 en la comarca del Umia. De toda esa red, al menos un 20% (más de 22 kilómetros) presentan niveles de ruido del tráfico por encima de los límites, según se pone de manifiesto en los mapas de contaminación acústica que el Ministerio de Fomento tiene en proceso de exposición al público.

Esta documentación detalla que al menos existen 27 tramos en siete carreteras (incluida la Autopista del Atlántico), donde se registran excesos de ruido en la comarca y que afectan en conjunto a más de 5.000 personas que residen en sus inmediaciones, así como a una decena de "edificios sensibles", en especial centros educativos y sanitarios.

La carretera con mayores efectos negativos en cuanto a contaminación acústica es la N-550, entre Caldas y Vilaboa, con 11 tramos localizados por el ministerios y que suman menos de 2,3 kilómetros, donde se concentran más de 11.300 residentes potencialmente afectados por estos ruidos. Sectores como el que atraviesa Salcedo, por ejemplo, soportan un nivel circulatorio por encima de la capacidad de sus dos carriles convencionales. Así, al Sur de la ciudad Fomento contabilizó el pasado año 23.000 vehículos que cada jornada, muy por encima de los 19.000 coches de la carretera de Vilagarcía, la PO-531, y muy por delante de la PO-308 entre la capital y Poio.

Aforos

Por su parte, la N-550 al Norte de la ciudad, por Lérez, Cerponzóns y Alba, el uso es menor que al Sur y con ciertas diferencias según los tramos. Así, en Lérez se llega a 17.600 coches, pero más al Norte ya se baja a 10.600 diarios. En ambos casos se trata de la misma intensidad que en los dos años anteriores.

Otra carretera estatal con una fuerte incidencia del ruido sobre los vecinos es la N-554, cuyos diez kilómetros son prácticamente una travesía constante por toda Vilaboa. En apenas diez mil metros, Fomento contabiliza 6 tramos conflictivos, que suman 4,8 kilómetros, con más de 380 personas afectadas. Por su parte, la N-541, entre Pontevedra y Ourense, también forma parte de esta posición alta en el listado, con cinco puntos con exceso de contaminación acústica y más de 1.400 vecinos que soportan molestias de más de 55 decibelios. En su mayor parte se concentran en las parroquias de Mourente y Bora, donde el ministerio tiene en marcha un proyecto de reforma del vial, si bien centrado en mejorar la seguridad vial que en otros aspectos. Este vial soporta una circulación mucho menos intensa que el resto de la red estatal en la comarca, con apenas 7.400 coches al día, con una tendencia al descenso. A su vez, la N-640, entre Caldas y Cuntis, registra un único punto conflictivo en la comarca, de un kilómetro de longitud y menos de 400 residentes.

Dentro del casco urbano, el entramado que conforman la PO-10, PO-11 y PO-12 es el de mayor problemática. Se trata de la red formada por las carreteras de cuatro carriles entre O Pino y Mollabao y la propia autovía de Marín. De hecho, es este último recorrido el que presenta más molestias, especialmente en su tramo por Placeres, donde discurre próximo a las edificaciones, entre ellas un colegio y una iglesia. Fomento calcula que se trata de unos 1.800 metros con unas 900 personas expuestas. Estas carreteras presentan unos usos elevados, pero sus dos carriles por sentido permiten atender la afluencia de coches con solvencia. En la PO-10, entre O Pino y Mollabao, se llega a los 21.000 coches; y la PO-11, denominación técnica de la autovía de Marín, rebasa los 20.600 coches. La mayor parte de ellos se dirigen además hacia Marín y no utilizan el enlace de Mollabao hacia la variante, ya que entre este nudo y Estribela se alcanzan los 19.000 coches, es decir, apenas 1.500 menos que en el resto del vial.

Reductores de velocidad

Además de las pantallas contra el ruido y el cambio del asfalto, el documento de Fomento dedica un capítulo especial a la reducción de la velocidad como factor contra la contaminación acústica. Subraya que "reducir la velocidad de 120 a 90 km/h supone rebajar los niveles de emisión en aproximadamente 2,5 decibelios", además de tener "repercusiones sobre muchos factores relacionados con la movilidad, la seguridad y el medio ambiente". Señala que "su implementación es en general técnicamente sencilla y económicamente moderada" salvo para viales de alta capacidad donde no es posible colocar el socorrido "lombo".

A la hora de optar por la solución más adecuada "hay que tener en cuenta la posible reducción de la capacidad de la infraestructura, y considerar que para que la medida sea realmente eficaz se debe asegurar su cumplimiento mediante señalizaciones fijas y variables y radares de control y en algunos casos actuaciones sobre la infraestructura: estrechamiento de carriles, ralentizadores, rotondas o bandas sonoras", entre otros.

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