Los trajes de "a cotío" los vestían las gallegas en los días feriados, para acudir "á vila" o en la misa del patrón. Eran hermosas y coloridas indumentarias realizadas con paños de Béjar, botones de latón etc pero en ningún caso con los escasísimos cristales que venían por el Camino de Santiago y que se reservaban para el vestido de novia, los "traxes de garda".

Estas indumentarias verdaderamente populares que tan bien documentó en sus obras Carlos Sobrino fueron ayer las protagonistas del espectáculo etnográfico que presentó Os de Algures en el Teatro Principal. Hasta 60 artistas lucieron reproducciones exactas de trajes de los siglos XIX y principios del XX.

También vistieron un centenar de piezas originales en este espectáculo en el que se proyectaron 13 de los cuadros más significativos de Carlos Sobrino. Una vez que desaparecieron de escena, sobre el escenario irrumpieron los bailarines y músicos ataviados exactamente igual que en cada una de las obras, para recrear finalmente la historia de una niña, la hija del artista, Rosiña, y su aventura vital.

El espectáculo supuso la culminación de más de año y medio de trabajos para reproducir patrones y obtener los tejidos en su localidad de origen, con talleres artesanales etc.