La Plaza de A Peregrina acogió ayer la celebración festiva del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, en el que, como no podía ser de otra manera, el color rosa fue el protagonista absoluto.

La Asociación Española Contra el Cáncer, AECC, instalaba a media mañana una mesa informativa atendida por varios voluntarios vestidos con el chaleco de color verde del colectivo. Folletos en mano, se acercaron a todos aquellos ciudadanos que quisieron conocer algo más sobre el cáncer de mama para informarles sobre esta enfermedad, así como de los servicios que que la Aecc ofrece, gratuitamente, tanto a pacientes como a sus familiares, como el apoyo psicológico, la atención social o la orientación sanitaria.

Los lacitos de color rosa para enganchar en las solapas no faltaron, de ahí que ayer era casi imposible ver a una persona que caminase por el centro de Pontevedra sin el símbolo de una de las enfermedades que más moviliza a la ciudadanía.

Desde el martes, la calle de la Oliva fue decorada con paraguas rosas, colgados de un extremo a otro de la vía peatonal, que sirvieron para anunciar la celebración del 19 de octubre.

Asimismo, una de las grandes novedades de este año fue la organización de un photocall en plena calle, en la que se animó a los viandantes a participar, solos o en grupo, sosteniendo alguno de los carteles que la asociación creó para este fin. "Para la lluvia, sonrisas rosa", "Me mojo por ti", "Prevenir te hará ver mejor" y "El reflejo de nuestro apoyo" fueron algunas de las frases con sentimiento con los que la gente posó ante la cámara. Las fotos se colgaron en internet con el hasghtag #sumatealrosa.

Por otro lado, se pusieron a la venta objetos que la asociación ofrece durante todo el año, como paraguas y gafas de sol. El dinero obtenido será donado para la investigación del cáncer.

No solo la asociación quiso visibilizar la enfermedad. La farmacia de la Plaza de España lo hizo con una original instalación llena de mensaje, consistente en en varias sillas rosas unidas por un enorme ovillo de llana del mismo color. Además, en sus ventanas de la calle Michelena se podían ver atados decenas de lacitos.