La lonja de pescados y mariscos de Pontevedra, que se desarrolla cada madrugada en el Mercado de la calle Sierra, se ha convertido ya en una actividad residual entre todas las subastas que se celebran en la ría. Esta rula, junto a las de Campelo, Marín y Portonovo, suman en lo que va de año más de seis millones de euros en facturación por la venta de más de tres mil toneladas de productos del mar. Pero de esas cifras, la lonja de Pontevedra apenas supone el 1% del total: Unos 105.000 euros acumulados este año por el movimiento de poco más de 7.000 kilos de pescados y mariscos.

Además, la subasta de la capital cuenta con una desventaja añadida y es su escasa variedad de especies. Desde siempre este recinto basaba su actividad en la nécora, el camarón y la centolla, pero en la actualidad, las dos primeras especies significan más del 90% de toda su facturación. En los primeros nueve meses del año, de enero a septiembre, se han movido en esta rula algo más de tres mil kilos de camarón, por un importe de 60.000 euros aproximadamente, según los datos provisionales del portal pescadegalicia.gal de la Consellería do Mar. Por su parte, la nécora suma algo menos de 2.500 kilos, con una facturación de 35.000 euros.

Al margen de estas dos especies solo es significativa, aunque muy por debajo, la presencia de la nécora (650 kilos por 4.700 euros) y el pulpo (300 kilogramos, valorados en 1.400 euros). Choco, congrio, lenguado, lumbrigante, lura y percebe son las obras especies que han pasado este año por la lonja local, pero apenas suman 48 kilos en total.

Declive

Los 7.000 euros facturados hasta ahora suponen la cifra más baja en años de actividad de esta subasta. En 2015 a estas alturas del año ya se habían alcanzado los 115.000 euros. Y apenas hace cinco años, en 2012, cuando el declive de la rula ya era más que patente, se superaban en octubre los 15.000 kilos de pescados y mariscos por 207.000 kilos, en ambos casos el doble que en la actualidad. Además, por aquel entonces se subastaban hasta una quincena de especies.

El declive de esta lonja va muy aparejado al que experimenta el propio Mercado donde se celebra. Los intentos municipales de revitalizar esta actividad apenas han dado resultado y la planta alta está semivacía desde hace tiempo. Hasta el momento no se ha aprobado un nuevo reglamento que permita dar usos alternativos a ese espacio, donde se pensó incluso en crear una ludoteca. Hoy mismo se presenta una nueva campaña de dinamización del comercio del casco viejo.