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El meollo

La queja de la PM

La queja de la PM

La Policía Municipal recibía una y otra vez tantas alabanzas del equipo de gobierno de Lores, que parecía un cuerpo inspirado por el mismísimo BNG. Tal sensación daban esos panegíricos continuados; unas veces merecidos y otras no tanto.

La percepción generalizada se rompió el día que los agentes locales salieron del armario y exteriorizaron su ánimo de verdad: en lugar de una relación idílica había un fuerte malestar, por no decir otra cosa mucho peor.

Poco tiempo después el paripé se vino abajo ostensiblemente cuando la teniente de alcalde Carmen Da Silva se quitó la careta y trasladó una felicitación pública al jefe del cuerpo, Daniel Macenlle, por el buen operativo desarrollado en la última Feira Franca. Un elogio solo dedicado a quien elaboró el dispositivo de seguridad de la PM, pero no para quien lo ejecutó e hizo posible su eficaz desarrollo. El lío estaba servido a conciencia y ahora está enquistado, sin atisbo de solución cercana.

La penúltima acción reivindicativa de los agentes locales, a través de sus representantes sindicales de CCOO y UGT, ha pasado por mostrar a la oposición municipal todas las vergüenzas que arrastran las instalaciones de la PM en los bajos del Pazo da Cultura. A juzgar por sus manifestaciones, parece que no son pocas, pero desde luego no son las únicas. Hay otras dependencias municipales que incluso están mucho peor; solo hay que visitarlas de vez en cuando para saberlo.

Sin embargo, el verdadero motivo de este ostensible enfado de la PM es económico y no de otro género; una demanda salarial que el concejal de Personal, Vicente García Legísima, se ha negado a atender de manera terminante, pese a su buena mano para las negociaciones sindicales, pagas extras incluidas.

El meollo de la cuestión está en clarificar en que basa la PM su exigente demanda de aumento salarial entre 100 y 150 euros mensuales, según las cuentas, un porcentaje muy superior al incremento planteado hoy en cualquier mesa negociadora, y saber de paso a qué obedece de verdad la tajante negativa del gobierno municipal a atender tal reivindicación.

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