El SIU 2016 hace un análisis de las clases de suelo existentes en cada uno de los municipios asociados y el uso asignado a cada uno de ellos, tabla que ofrece datos muy curiosos en el caso de Pontevedra y Sanxenxo. Así, en la capital, con 12.000 hectáreas totales, casi 10.000 (en concreto 9.953) están catalogadas como "no urbanizables", es decir, el "excluido del desarrollo urbano por razones como ser inadecuado para su incorporación al proceso urbanizador, sujeto a diferentes regímenes de protección, preservado por unos determinados valores, afectado por limitaciones o servidumbres para la protección del dominio público o con hipotéticas amenaza por riesgos naturales".
De este modo, el 84% de todo el territorio capitalino no es urbanizable, frente a 1.683 hectáreas de suelo "urbano consolidado" -el que se entiende como "integrados de forma efectiva en la malla urbana"-, otras 27 de terreno "urbano no consolidado", es decir, el que precisa de dotaciones previas de servicios, 129 hectáreas más clasificado como "urbanizable no delimitado o sectorizado" -el suelo programado para incorporarse al tejido urbano, es decir, las unidades de actuación- y, finalmente, 83 hectáreas más de "sistemas generales y otros", aquellos de uso supramunicipal, grandes infraestructuras u ocupación similar.
Frente al 84% del suelo no urbanizable en la capital, en Sanxenxo se produce, a raíz del PXOM de 2003, el fenómeno contrario, ya que más del 64% del territorio es urbanizable de uno u otro modo. Solo cuentan con algún tipo de limitación unas 1.590 hectáreas de las casi 4.500 que ocupa todo el municipio. Además, más de 1.380 hectáreas -un tercio de todo el territorio y apenas 300 menos que en Pontevedra- se clasifica como "urbano consolidado".
