Las Fuerzas Armadas pusieron ayer punto y final a una nueva edición de la operación "Centinela Gallego", el dispositivo con el que cada verano se suman a la vigilancia de los montes con más riesgo de incendio en la comunidad autónoma con el objetivo de detectar cuando antes los fuegos y disuadir a los pirómanos. El dispositivo, que se cerró el pasado jueves día 15 y que se activó el 15 de julio, deja como balance más de 180 avisos sobre incendios, quemas de rastrojos o presencia de personas sospechosas. También se localizó material incendiario. Todo ello fue puesto en conocimiento de las autoridades autonómicas que son las competentes en materia de incendios.

Según explicaron ayer desde la Brigada Galicia VII, que aporta el grueso de los militares que participan en esta operación, se da por cumplido el objetivo con el que arrancaban esta misión. El propio general de la Brilat, Luis Cebrián, señalaba recientemente que han constatado como el número de incendios desciende en aquellos montes en los que están desplegados, a pesar de que aumenta el número de conatos, lo que indica que la presencia de los militares contribuye a una respuesta más rápida para atajar los fuegos cuando todavía no se han descontrolado. Cebrián estaba al mando de esta operación por delegación del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Fernando García Sánchez, que fue el encargado de coordinar todos los medios.

Además, los militares compaginaron esta labor de vigilancia y disuasión con la colaboración en materia de búsqueda de dos personas desaparecidas, auxilio de un vehículo accidentado, el desalojo de las viviendas amenazadas por el fuego, el desalojo de un edificio en llamas y el apoyo a las Fuerzas de Seguridad cuando estas lo solicitaron. A lo largo de los dos meses de operación, se han desplegado alrededor de 450 militares, la mayor parte de la Brilat del Ejército de Tierra (de las tres sedes de Pontevedra, Asturias y Valladolid), así como soldados del Tercio Norte de Infantería de Marina de Ferrol. Las patrullas han recorrido más de 485.000 kilómetros por los montes de tres de las cuatro provincias gallegas (solo quedó fuera Lugo) y se realizaron más de medios centenar de vuelos con el avión no tripulado de la Brigada Galicia, el "Raven".