Un total de 80.000 familias gallegas recibieron el pasado año casi 300 millones de euros por la venta de madera, un 14% más que en 2014. Un ejemplo de este carácter familiar es Elier Ojea, "la cuarta generación", recuerda al frentede su empresa, "que como las demás estamos muy radicadas en el entorno y eso va a hacer que busquemos fórmulas de mejorar la calidad de lo que estamos haciendo".

El presidente de Confemadera recordó que el año anterior al cómputo que refleja el informe "eran 70.000 familias" las beneficiadas, es decir "la madera cuando hay una cierta situación de crisis es un recurso que está ahí un poco abandonado y se tira de él, porque era la caja de ahorros a 50 años y con la crisis volvió a ser un reducto de apoyo" a las familias.

"Eso significa", añadió, "que esas personas están cuidando algo, que es esa parcela que tenían olvidada" en nuestros montes y animó a multiplicar esa conciencia social.

Si esas acciones lograsen ser unificadas en un plan estratégico, insistió el empresario, "seríamos a lo mejor la cuarta o la quinta potencia europea en el ámbito forestal; somos lo que somos, los máximos exportadores de España... Imagínense ustedes unos bosques bien gestionados donde hubiese una magnífica primera transformación pero sobre todo una estupenda segunda transformación".

En el rural, añadió Elier Ojea, han de tener mucho peso los profesionales formados, "personas que tengan un espacio en donde puedan desarrollarse, no se puede hacer rentable un monte de 400 metros cuadrados, si no somos capaces de poner entre todos 500 0 600 hectáreas para que un grupo de jóvenes puedan desarrollarse estamos perdiendo oportunidades y el rural no tiene hoy muchas oportunidades de desarrollarse... La madera es actualmente la salvación de muchas familias y pequeñas empresas".