Entre los años 2008 y 2015 el precio de la vivienda por metro cuadrado en la ciudad de Pontevedra cayó un 43%, según datos del Instituto Nacional de Estadística. El sector de la construcción, que llegó a tener un peso superior al 10% en el Producto Interior Bruto español, se convirtió en el perfecto ejemplo de un desplome generalizado que abrió la puerta a repensar no solo la economía, sino el mundo al que pertenece. De fundir ambas ideas, economía y planeta, comenzaron a surgir las tendencias que hoy inundan los negocios. "Yo siempre digo que vivo en Mahattan, no en Pontevedra", afirma África Rodríguez, una de las responsables del espacio de coworking de la calle Michelena, Arroelo.
La necesidad de apurar los recursos y exprimir las ideas condujo al nacimiento de la iniciativa de moda, que viene a unirse a la cada vez más larga lista de la economía que, de un modo u otro, se ejerce de forma compartida. El networking, en su nomenclatura anglosajona, comenzó a circular en el mundo de los negocios hace unos dos años, aunque su espíritu no fuera nuevo. "Básicamente es el boca a boca de toda la vida", pero profesionalizado, explica Pablo Rodríguez, de la empresa de camisetas Rei Zentolo, sobre el grupo de networking del que forma parte junto a otros 32 empresarios de la ciudad. BNI PTV Millenium es uno de los dos grupos de networking de Pontevedra nacidos bajo el amparo de la compañía internacional BNI. Su dinámica de trabajo es a la vez sencilla, por intuitiva, y compleja, porque está permanentemente abierta a nuevos eventos y a la ampliación de sus redes. El networking, que hoy centra la atención de millones de empresarios en todo el mundo, consiste fundamentalmente en la colaboración entre empresas para proporcionarse contactos y clientes unas a otras. "Todos los de allí somos comerciales del resto" de socios, comenta Pablo. En sus reuniones semanales, cada uno de los socios de BNI Millenium tiene un minuto para exponer el tipo de cliente o contacto que busca esa semana, sus colegas toman nota y acuden a su propia cartera de clientes o conocidos para tratar de facilitarles una solución. Cuando les llega su turno intentan obtener el mismo beneficio de los otros socios. Los grupos constituidos cuentan únicamente con una empresa por sector o actividad para evitar competencia interna. Cada vez que un socio cierra un negocio con la ayuda de otro de los miembros paga a este lo que llaman un "gracias por negocio cerrado", es decir, una parte del dinero obtenido con la operación. "Es trabajo que se fue generando ahí dentro, de modo que yo pude hacer esa operación gracias a los contactos que me suministró la otra empresa", apunta Manuel Miranda, actual vicepresidente del grupo BNI PTV Millenium. Esta bolsa generada por el "gracias por negocio cerrado" es que lo que BNI Millenium contabilizó hace unos días como la cifra de negocio alcanzada por el grupo desde su nacimiento hace aproximadamente un año y medio, unos dos millones de euros.
Ingresar en el club supone tener que pasar por una criba previa, la de un delegado especializado y la de los miembros de todo el grupo. A cambio no solo se accede a la red local a la que se pasa a pertenecer, sino también a un entramado que se extiende por todo el mundo y que puede facilitar que un productor pontevedrés encuentre distribuidor en Madrid o en China.
Los miembros de BNI Millenium generan una actividad de unos 20.000 euros semanales, según la información aportada por su vicepresidente. La cumbre del G-20 de 2008, señalada por los líderes de los países más poderosos del mundo como la destinada a alumbrar el nuevo orden financiero internacional, no supuso la renovación prometida. El cambio llega con un "co" delante, el nuevo empresario no piensa solo en competir, también colabora, algo que, en diferentes niveles, ya sucede en Pontevedra.
