Los bancos marisqueros del fondo de la ría de Pontevedra, que dan trabajo a más de 400 personas de Pontevedra y Poio, afrontan el inicio del verano sin actividad, después del cierre por toxina decretado por el Instituto Tecnolóxico do Medio Mariño (Intecmar). Esta clausura, ordenada el pasado fin de semana y ratificada ayer, se produce después de una breve apertura de dos jornadas antes y se suma a los cierres que el sector marisquero soporta desde el pasado mes de marzo. De hecho, a día de hoy, los bancos del fondo de la ría, desde Placeres hasta Combarro, acumulan ya tantas jornadas sin actividad como todo el pasado año: 83 en el sector IV, cerca de Tambo, y 85 en el V, el más próximo a A Barca.

Pese a esta situación, María del Carmen Vázquez Nores, patrona mayor de Lourizán, se mostraba ayer confiada en que el verano de 2016 sea similar al de 2015. En aquella época todos los días de clausura se concentraron en la primera mitad del ejercicio y a partir del 18 de julio se puso faenar sin interrupción alguna por toxinas u otros episodios, hasta el mes de marzo de 2016. Fueron más de siete meses sin cierres, uno de los periodos más largos de este tipo de los últimos años.

"Esperemos que este año sea igual que el pasado", apuntó ayer Vázquez Nores. De ser así, y si los episodios tóxicos remiten, los bancos podrían reabrir a mediados de mes. Esta semana, en la que sí había asignación de trabajo, se da en principio por perdida y la próxima no hay permisos para faenar, pero sí a partir del lunes 18. "Tengo confianza en que desde entonces estén abiertos los bancos y se repita lo sucedido hace un año", insiste la patrona mayor, que además destaca que en los trabajos de preparación de estos días en las zonas de marisqueo, así como en las labores de recogida cuando fue posible, se ha constatado que no hay episodios de mortandad de marisco. "Hace calor pero el agua no está caliente" y se aprovechan estas jornadas para hacer siembras y traslados de semillas.

Bateas

Un panorama parecido, e incluso más grave, es el que soporta el sector mejillonero, con todos los polígonos de bateas de la costa de Poio cerrados, si bien en este caso ya desde hace casi cuatro meses, puesto que la clausura actual se decretó el 21 de marzo pasado. A día de hoy, esta actividad suma entre 106 y 115 días de clausura, según las zonas, con especial virulencia en los meses de marzo y abril. Estas cifras sitúan a las bateas de la ría de Pontevedra en las que acumulan ya más jornadas de cierre de todas las Rías Baixas. Lo mismo ocurre con los bancos marisqueros, ya que sus 85 días de cierre hasta ahora son los más elevados de toda Galicia. Solo Fisterra se aproxima, con 66 jornadas. De las 37 áreas marisqueras de Galicia, solo están cerradas 9 y tres de ellas en la ría de Pontevedra, precisamente en las que trabajan los mariscadores de Pontevedra y Poio, ya que ayer se abrieron las dos más exteriores de la ría, donde apenas se registra actividad. Hay otros tres bancos cerrados en la ría de Vigo y dos más en la provincia de A Coruña.

En cuanto al sector mejillonero, son algo más de medio centenar los polígonos contabilizados en Galicia, con 18 cerrados hasta ayer martes, ocho de ellos en la ría, lo que supone la totalidad de las bateas pontevedresas. Sus trabajadores no pueden operar desde marzo y temen que la situación se prolongue, como ocurrió el pasado año. A día de hoy los 106 días de cierre de 2016 en Portonovo A suponen ya el 65% de todas las clausuras del pasado año en ese polígono, un porcentaje más elevado que en Portonovo B y C, donde se suman 115 días este año, aproximadamente la mitad de las más de 220 jornadas de 2015.

Mejora la lonja de Campelo

Mientras los periodos de extracción registran por el momento una tendencia poco positiva, mejor balance ofrece la actividad de la lonja de Campelo, donde se comercializa gran parte del marisco que se recoge en los bancos, en esta primera mitad del año, sobre todo si se compara con el mismo periodo de 2015. Entre enero y junio del pasado año, esta rula movió unos 78.000 kilos de productos, por un importe de 665.000 euros. En lo que va de 2016, los productos del mar subastados en Campelo suman más de 118.000 kilos, lo que supone un aumento del 52% un año después. Ese mismo porcentaje es el que crece el movimiento económico, ya que se contabilizan 1.014.000 euros, también un 52% de aumento.

Una de las causas de esta notable mejoría con respecto a los datos del primer semestre pasado el aumento de capturas y ventas de la almeja japónica. Con un precio medio de ocho euros el kilo hasta ahora, se han movido 85.985 kilos de este producto, lo que supone un aumento del 130%. Pero donde se registra un crecimiento más espectacular es en el apartado económico, ya que frente a los 200.000 euros que se facturaron con la japónica entre enero y junio de 2015, ahora ya se acumulan 687.000 euros, es decir, más de tres veces por encima, al subir ostensiblemente el precio medio del kilo En cambio, desciende el volumen de almeja fina, al pasar de 16.000 a menos de seis mil kilos, con una facturación que pasó de 325.000 a apenas 160.000 euros.