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José Luis Guerín: "¿Me gusta el cine español? No, pero el italiano, alemán... Tampoco, solo las individualidades"

"En el siglo pasado el cine ocupaba un espacio central, hoy lo importante es el fútbol"

José Luis Guerín, que protagoniza la sección Retrospectiva del Festival Novos Cinemas. // Rafa Vázquez

La proyección inaugural del Novos Cinemas estuvo protagonizara ayer por la obra de José Luis Guerín, una figura imprescindible, recuerdan los responsables del festival internacional, para conocer el cine contemporáneo. "Polisémica y llena de contrastes", añaden, "su filmografía propone al espectador una experiencia tan estética como fértil y placentera" como pudieron comprobar ayer quienes disfrutaron de la proyección de "La academia de las musas", su más reciente trabajo.

-¿Vive un buen momento el cine?

-Es imposible hablar en términos generales, el cine en esos términos ocupa una posición muy marginal, en el siglo pasado el cine ocupaba un espacio central, no solo para los cinéfilos sino para toda la sociedad, hoy no es así, hoy lo importante es el fútbol. Eso no quiere que no haya un montón de individualidades aquí y allá que nos garantizan un futuro como espectadores.

-El festival arranca con su más reciente película ¿qué es "La academia de las musas"?

-Es una película con personajes femeninos muy poderosos que a partir de una anécdota muy nimia de una pequeña comunidad literaria va dando lugar a unos conflictos de poder, de seducción, de amor, de celos, en fin de cosas que nos conciernen a todos más allá de lo literario. De todos modos en cine a mí lo que me importa no es lo que pasa sino cómo pasa, cómo pasan las cosas. Es una película que se preguntan muchas veces si es un documental o es una ficción y es una ficción pero que obliga a preguntarse al espectador por la relación entre las imágenes y la realidad.

-¿Le agrada el cine que se hace actualmente?

-No, pero nunca me ha gustado el cine globalmente, solo me gustan las individualidades. ¿Me gusta el cine español? No, pero el italiano y el alemán y el francés tampoco, me gustan las excepciones, aquí tenemos excepciones como Oliver Laxe, Lois Patiño y otros, esas singularidades que como decía antes nos siguen motivando para ejercer de espectadores.

-¿Qué personajes le gustan?

-Es demasiado complejo, me gusta King Lear pero en cualquier ser humano normal, cotidiano, está latiendo un personaje extraordinario, si tienes tiempo para dedicarlo, para descubrir sus contradicciones, sus pasiones, sus sueños, cualquier persona de la calle tiene dentro un personaje maravilloso. Nuestro oficio como cineastas es un poco descubrirlo, sintetizarlo, reinterpretarlo, para hacer un personaje cinematográficamente verosímil, porque a veces una persona es un pozo sin fondo y el cine ha de hacer un trabajo de síntesis, pero es importante que no sean esquemáticos los personajes, por ejemplo es llamativo en el cine español en general lo malos que son los personajes que hacen de malos; siempre me ha llamado la atención, si se fija son guardias civiles chillones, fascistas de zarzuela gritones, Hitchcock decía que cuanto más ambiguo era el malo más crecía la película, el malo podía ser elegante, seductor en algunos casos y entonces la película adquiría, por ejemplo en el cine español es llamativo ver ante las películas maniqueas lo mal hechos que están los personajes de los malos.

-¿Está pensando en nuevos proyectos?

-Claro, cada día, pero es un momento en donde las explicaciones me las debo todavía a mi mismo.

-Afirma que Pontevedra tiene posibilidades como plató de cine pero "no hay que venderla a cualquier precio" y critica que Barcelona se ha convertido en "una falsificación, vendida al turismo low-cost" ¿el turismo es un cáncer?

-Seguramente sí (risas) pero es muy importante cómo se gestiona desde la política esta nueva realidad que está convirtiendo a las ciudades en parques temáticos. En el barrio gótico de Barcelona más de una vez los turistas americanos preguntan hasta qué hora está abierto esto, no se imagina que la gente vive en esas casas, piensan que es un recinto que se cierra por la noche. Y, claro, no hay ningún sentimiento de realidad ahí, parece un parque temático. Es la ausencia de realidad, la pérdida del comercio pequeño, la ocupación por parte de las grandes corporaciones de todos los cascos históricos de las ciudades, todos son mangos, zaras, starbucks, los diez nombres que ocupan todos los centros históricos de todas las ciudades, es muy triste.

-¿Le gusta este país?

-¿España? A pesar de todo sí, no es como yo quisiera, es horroroso en tantas cosas, políticamente, socialmente, culturalmente, etcétera, pero qué le vamos a hacer, yo soy de aquí.

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