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Los comuneros echan en falta una mejor labor de prevención: "Estamos a ex pensas de la climatología"

La opinión entre las organizaciones de comuneros es unánime: "Se emplean muchos recursos en extinción durante el verano y prácticamente nada en prevención a lo largo de todo el año". Así coinciden en apuntar Claudio Quintillán, responsable de comunicación de la Organización Galega de Comunidades de Montes, y Carlos Morgade, presidente de la Mancomunidad de Comunidades de Montes del municipio de Pontevedra.

Quintillán reprocha que el Pladiga "sea año tras año un corta y pega del documento anterior" y se limita a "repetir el objetivo de disminuir la superficie quemada, pero después no se cumple el apartado que consideramos más importante y que es la que establece las relaciones de la Xunta con todos los agentes sociales implicados, desde propietarios del monte a otros colectivos". El portavoz de la Organización Galega de Comunidades de Montes señala que esa parte del Pladiga "detalla que habrá contactos con el sector para evaluar la situación real del territorio y determinar los problemas que permitan erradicar la tentación incendiaria". Pero lamenta que "esa parte no se cumple y siempre se llega al Consello Forestal con el documento elaborado". También denuncia que el Pladiga "es más un plan de extinción que de prevención para todo el año. De hecho, es el único plan para el monte que elabora la Xunta, no se apuesta por empezar en octubre a trabajar en la prevención".

Con respecto al panorama de este verano, tanto Quintillán como Morgade coinciden en señalar que "estamos a expensas de la climatología". El primero apunta que la lluvia de estos meses, unida a las temperaturas cálidas provocan "un incremento notable del matorral, hay mucha biomasa". Por su parte, Morgade coincide en esa visión. "Es el mismo Pladiga de todos los años, volcando los recursos económicos y humanos en la extinción y no hay nada para la prevención, solo ayudas insuficientes, de cara a la galería y que no son efectivas".

En ocasiones anteriores los comuneros ya se quejaban de la "falta de actualización" del Plan. El pasado año recordaban que "Hay zonas que se mantienen de alto riesgo a pesar de que no hay incendios desde 1989" pero por otro lado, hay parroquias que se encuentran en situación de elevado peligro que se mantienen fuera de estas zonas de alto riesgo y señalan por ejemplo montes del entorno Campo Lameiro o algunos puntos de Cotobade.

También se echa en falta una ampliación de personal, que trata de suplir con las tareas de vigilancia del Ejército y de la Guardia Civil y la activación, en caso de necesidad de la Unidad Militar de emergencias (UME). Todo esto hay que unirlo a la situación de abandono en la que se encuentran los montes, sobre todo los de propiedad privada, en los que se acumula una gran cantidad de material combustible. Por ello, vuelven a señala que "todo depende de si llueve o no en verano".

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