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Medio Ambiente pide que se extreme el control de lixiviados, ruidos y olores con el compostaje

La Xunta emite su primer informe ambiental para instalar una planta de este tipo en la comarca, promovida por los comuneros de Valongo en Cotobade

Los lixiviados y los vertidos accidentales, los malos olores y el ruido que se pueda generar. Son los principales impactos que puede generar una planta de compostaje y sobre los que se debe extremar el control durante su funcionamiento. Así se establece en la evaluación de impacto ambiental, simplificada, que acaba de emitir la Xunta para la planta de compost que promueven desde hace meses los comuneros de Valongo, en Cotobade.

Aunque el proyecto de estos comuneros es mucho más modesto que el que impulsa el Concello de Pontevedra en Canicouva, sus parámetros básicos si serían extrapolables a la hora de determinar los efectos del plan pontevedrés. Hace más de un año que este colectivo de Valongo inició el trámite ambiental para su proyecto, que ahora recibe "luz verde" de ese departamento, si bien se precisa que son necesarias otras autorizaciones.

Las instalaciones de Cotobade son más modestas que las previstas en la capital y no incluyen basura doméstica. Se diseña en una parcela comunal de unos 13.000 metros cuadrados para tratar alrededor de 5.000 toneladas anuales (tres veces menos de lo mínimo que se estima en Pontevedra) de restos vegetales y diversos lodos. La documentación remitida en su día a la Consellería de Medio Ambiente por la empresa que gestionará esta planta de compost en Cotobade destaca que el "compostaje se consigue la estabilización de la materia orgánica biodegradable a la vez que se reduce la cantidad del residuo que se destinará a incineración o depósito no controlado". Añade que "existen diversas tecnologías que se utilizan en el momento de aplicar el proceso de compostaje a escala industrial; el compostaje en túneles permite llevar a cabo la descomposición de la materia orgánica en un ambiente cerrado con suministro de aire y adición de agua al residuo; y el compostaje en pilas, este último considerado técnicamente más sencillo, ya que no requiere la infraestructura asociada al primero. Las pilas pueden ser aireadas, volteadas o estáticas". Esta segunda técnica es la elegida por los comuneros de Valongo, pero se desconoce aún el sistema que se pretende en Canicouva, una de las quejas que muestran los vecinos afectados.

En su informe ambiental, la Xunta analiza los informes recibidos de Patrimonio Cultural, Conservación da Natureza, Medio Rural e Montes, el Instituto de Estudos do Territorio, Augas de Galicia y el Concello de Cotobade, y con ellos establece las condiciones mínimas para el proyecto. Así, destaca que "uno de los principales impactos asociados será la producción de lixiviados, por lo que se exige "un sistema de canalización, recogida y tratamiento de pluviales y residuales, independientes entre sí", la instalación de "balsas de decantación" y la "separación del subsuelo mediante soleras impermeables en los puntos de contaminación por procesos de lixiviación", todo ello objeto de revisiones periódicas.

También se hace referencia al ruido de camiones y maquinaria y se aconseja que el personal reciba un manual de buenas prácticas ambientales para su aplicación. En cuando a los "malos olores", se ordena la adopción de "las medidas correctoras necesarias para evitar su producción, tanto por el almacenamiento como por la degradación de materiales orgánicos". Asimismo, se prohibe el depósito de residuos o productos sólidos en zonas de escorrentías que produzcan arrastre de materiales y se aconseja que los movimientos de tierra se hagan fuera de los periodos lluviosos.

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