Durante la jornada de ayer también declaró quien fue novio durante seis o siete años de Albertina Táboas, B. G. P., y quien era todavía su pareja en el momento de los hechos. De hecho, ayer reconoció que la relación entre ambos se rompió a raíz de este crimen y tras conocer la presunta participación de Albertina en el mismo. Dado que la acusada afirmó el lunes que no recordaba nada de lo sucedido en torno al crimen y justificó este fallo de su memoria en la enfermedad que padece, una esclerosis múltiple, parte de las preguntas de la fiscal se centraron en conocer cómo esta patología afectaba a la vida diaria de Albertina Táboas. El testigo dijo que conocía que su pareja padecía esclerosis pero también añadió que esta enfermedad no le impedía hacer una vida prácticamente normal: "no le afectaba nada". Si bien dijo que los médicos indicaron que podría tener alguna "laguna" de memoria, su novio aseguró que él nunca observó ningún lapsus importante y asegura que recordaba perfectamente las cosas que ella hacía y le pasaban. A nivel físico señaló que esos días utilizaba una muleta pero no por culpa de la esclerosis, sino por una caída que tuvo en una pulpería de Sanxenxo. Afirmó que la esclerosis, como máximo, le provocaba alguna "dificultad mínima" para subir escaleras. Sí reconoció que la acusada tomaba pastillas para dormir. B. G. P. añadió que al día siguiente del crimen Albertina le contó lo mismo que dijo a la Guardia Civil, que habían sido víctimas de un robo y que los ladrones, unos encapuchados, "habían matado al viejo". Él afirma que la notó "normal, como siempre".