Cada vez que puede, Raimundo González, concejal de Hacienda del equipo de gobierno del BNG en el Ayuntamiento de Pontevedra, proclama a los cuatro vientos el saneado estado que presentan las cuentas municipales. Eso acaba de hacer de nuevo a cuenta del cierre del ejercicio del pasado año 2015.
Lo cierto y verdad es que los números manejados por González Carballo parecen buenos: un superávit por encima de tres millones de euros, un cash que ronda los once millones y una deuda de dieciocho millones de euros, que no puede considerarse alta, comparativamente con otras capitales equivalentes, aunque la cantidad sea muy respetable.
Nueve días han pasado desde la presentación de este balance tan favorable por parte del BNG, y ni el PP ni tampoco Marea o Ciudadanos han formulado enmienda alguna. Quien calla, no siempre otorga, pero en este caso el silencio resulta elocuente.
Cuando el PP aceptó la oferta envenenada del BNG para presidir la comisión municipal informativa de Economía y Hacienda en la persona del Rafael Domínguez Artime, hay que suponer que sabía bien el riesgo que asumía. Aunque esa presidencia carece de función ejecutiva, no cabe duda que aporta un plus de observación y conocimiento nada despreciable.
Nueve meses han pasado desde entonces, y aunque la especialidad del doctor Domínguez Artime no es precisamente la ginecología, sabe por experiencia que resulta un tiempo más que prudencial para conocer el desarrollo de cualquier enfermedad, sobre todo si fuera maligna.
Desde ese atalaya tan significada, cada vez que el presidente de la comisión de Hacienda ha abierto la boca, nunca ha dicho ninguna tontería. Lo bueno es que siempre ha estado atinado, pero lo malo es que se ha prodigado poco; menos de lo que debe una oposición orientada a desgastar a un equipo de gobierno tan consolidado como el que representa el BNG del alcalde Lores.
El meollo de la cuestión está en saber, por tanto, si el doctor Domínguez Artime dispone ya de una radiografía, o todavía mejor un TAC, del estado de las cuentas municipales, y adivinar si los resultados de ese escáner minucioso confirman o desmienten que las arcas del Ayuntamiento de Pontevedra están tan saneadas como presume el concejal de Hacienda, Raimundo González.
