Cientos de fieles arroparon ayer a la imagen de Jesús entrando en Jerusalén, conocida popularmente como La Burrita, en su desfile por las calles de Pontevedra, una procesión que da paso a las principales celebraciones de la Semana Santa. En este 2016 la jornada incluyó una novedad: el traslado de la imagen de La Burrita desde la iglesia de San José hasta las escalinatas de San Francisco. Este desfile dejó de celebrarse en la década de los noventa y fue recuperado con la colaboración de numerosos vecinos de Campolongo, que se sumaron inicialmente al oficio religioso que tuvo lugar en la iglesia parroquial de San José y posteriormente a la marcha religiosa. Ésta recorrió el barrio y desembocó en A Ferrería, donde desde mediodía se concentraban numerosas familias. Un año más, la imagen de los abuelos con sus nietos fue la más repetida, al igual que las de las parejas con niños pequeños, incluso numerosos bebés que asistieron en sus carritos a las celebraciones religiosas.

Vendedores de ramas de olivo y palmas también se concentraron en las inmediaciones de San Francisco, desde cuyo atrio se celebró la bendición general. En los momentos previos al oficio religioso, fueron decenas los niños que se acercaron para tocar la popular imagen. Y es que una vez más los más pequeños de la casa fueron los grandes protagonistas, los que más estrenaron ropa de temporada y los abuelos y padres quienes los cargaron en brazos o sobre los hombros para contemplar La Burrita y tocar con las palmas la imagen. La jornada, nublada pero sin lluvia y con temperaturas primaverales, animó a numerosas familias a acudir a la bendición general, para la que todos los asistentes alzaron sus palmas y ramos de olivo.

Tras la lectura del evangelio según San Lucas que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, el párroco de San Bartolomé, Raúl Lage Radío, recordó que el Domingo de Ramos significa la inauguración "de la semana más importante del año litúrgico cristiano, hoy es un día de paz, el señor entra en Jerusalén en un borrico, que es el signo de la paz porque los guerreros se subían a caballo como signo de poder y de fuerza, Jesús no, hace uso de un borrico, porque sabe que paz no es debilidad". Pidió que el Domingo de Ramos sea festejado y reflexionado "más allá de las costumbres y tradiciones", en una invitación a la paz; siendo conscientes de "las grandes opresiones, injusticias y muertes de inocentes que hay en el mundo, esa es la pasión de Cristo, porque en su propia historia está reflejado el sufrimiento humano de todos los tiempos".

Recordó también el ejemplo de Jesús, que "luchó contra todas las injusticias del mundo" antes de reiterar la petición de que el Domingo de Ramos y en general la Semana Santa vayan más allá de ser "actos culturales y tradicionales" para convertirse en una expresión "de que hemos comprometido nuestra vida con Cristo". Tras las palabras del párroco dio comienzo el desfile religioso en el que bandas de gaitas y cornetas de las cofradías flanquearon a La Borriquita. Tras esta imagen de mediados del siglo XX, los sacerdotes y los representantes de las cofradías penitenciales, que tomarán a partir de hoy el relevo de la Semana Santa en sus respectivos desfiles nocturnos. El paso por las calles de La Burrita brindó nuevas oportunidades a los pequeños de la casa para "sorprenderla" en distintos puntos del recorrido y tocarla con las palmas. Finalmente, como todos los años pares la imagen de La Burrita se recogió en la iglesia de San Bartolomé, donde se celebró una misa.