Buena parte de los ríos de la comarca recibieron ayer a cientos de pescadores, en el inicio de una nueva campaña que se extenderá hasta el 31 de julio en unos casos y hasta el 30 de septiembre en los cotos de pesca intensiva. Aunque ríos salmoneros, como el Lérez o el Umia, permanecen vedados hasta el 1 de mayo, la búsqueda de la trucha reencontró a los aficionados con otros muchos cauces como Os Gafos o el Verdugo, que presentan un "estado excepcional, estupendo, muy bien de agua", según comentan. Sin embargo, las excelentes condiciones de los ríos no siempre son garantía de capturas. Al menos así ocurrió ayer en el Verdugo, en Ponte Caldelas. Uno de los que acudieron ayer a sus orillas a probar suerte fue Daniel Estévez. Después de más de cinco horas de intentos, tuvo que regresar a casa sin premio. "Mi compañero tampoco logró nada y otros pescadores con los que me crucé acabaron igual", explica.

Y es que no solo es necesario que el río vaya bien e caudal. Se necesitan otras condiciones para engañar a la trucha, "y al principio de la temporada siempre suele ocurrir lo mismo. El agua está muy fría y muy transparente y con el frío, la trucha es esconde bajo las piedras y se refugia en el fondo", comenta Estévez, con lo que la captura se complica. "Y eso que al llover el día anterior el río podría estar más turbio", añade. "En cambio, en junio sí que abundan las capturas", sentencia este pescador, que asegura que no es un problema de población truchera.

Otros aficionados de la comarca, que ayer probaban suerte en la provincia de A Coruña, ya apuntaban el día anterior sus temores. "Los ríos vienen muy bien de caudal pero me temo que se mantenga el declive de piezas de los últimos años". La dimensión mínima para las truchas ronda los veinte centímetros, con una docena de capturas como cuota diaria.