-El plan "estrella" de este mandato es el compostaje, una iniciativa que depende directamente de la implicación directa de los vecinos. Ustedes lo comparan con la implantación del modelo urbano, pero ¿es equiparable?
-Con la peatonalización hubo mucha participación y colaboración y la gente se siente orgullosa. En el caso del compostaje, de entrada, es una obligación para el año 2020 y si no se empieza ahora no se llega a tiempo. La Xunta ya está cambiando de filosofía. Nosotros tenemos un proyecto redondo y creo que eso supondrá su éxito. Primero hay que trasmitir a los ciudadanos que la basura no es un problema de las administraciones, sino de las personas, que se tienen que implicar. La basura cuesta mucho y se emplean fondos en quemarla cuando se podría actuar de una forma más coherente. Y tengo confianza en los pontevedreses porque han demostrado que cuando haces un planteamiento coherente, lo entienden y colaboran. Estoy convencido que en un plazo de tres o cuatro años va a estar en marcha un plan que va a ser pionero y un ejemplo.
-¿Qué plazos manejan para que esté en funcionamiento la planta de A Canicouva?
-Se trata de reutilizar la basura y potenciar la materia orgánica. Vamos a mostrar ejemplos de buenas prácticas y lo que está haciendo la Diputación en la ciudad infantil Príncipe Felipe es una buena muestra de un proyecto que va a ser más barato social, económico y ambientalmente. No entiendo la oposición porque es ir contracorriente, contra lo que se está implantando en todo el mundo y que ordena la Unión Europea. Queremos que la planta está a finales del año 2017 y mientras tanto hay alternativas intermedias y nos marcamos un plazo de dos años para que esté todo en funcionamiento.
