Tanto las cartas previas, como la visita de los técnicos del Catastro a la barriada de Mogor han alarmado a los propietarios de estas viviendas, que venían pagando un valor catastral de unos treinta años atrás. La mayoría de las viviendas de esta popular barriada han experimentado notables mejoras y ampliaciones en las últimas décadas, que se recogerán ahora en la cuota. Por eso mucho de los vecinos de la zona han recibido indignados a los funcionarios de este servicio del Ministerio de Hacienda, que les anuncian unas fuertes subidas del recibo. El ya conocido como "catastrazo", incrementa la presión fiscal sobre estas propiedades, que treinta años atrás eran pequeñas casas de marineros y hoy, en muchos casos, han incorporado ampliaciones, garajes, incluso piscinas, en espacios que hasta ahora estaban exentas del pago del IBI.