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El legado de Estrella Portela y Tino Gama

Peregrina Suárez Portela narró antes de morir la historia durante 80 años silenciada de su tía, detenida, rapada y tatuada en 1936

Estrella Portela con Tino Gama, su hermana Carmen y una amiga. // FdV

Hace solo unas semanas fallecía la vecina de Salcedo Peregrina Suárez Portela. Unos meses antes, ya enferma, había dejado al Concello de Pontevedra un importante legado de memoria compartiendo con el programa municipal "A memoria das mulleres" la historia, tantos años silenciada, de su tía, Estrella Portela López.

En 1936, Estrella fue encarcelada en el cuartel de los cívicos, donde le raparon el pelo y le tatuaron la frente. Su único "delito" era ser la novia de Faustino "Tino" Gama, miembro de una de las familias más perseguidas de Pontevedra en aquellos nefastos años.

En esa charla que Peregrina mantuvo con el equipo del programa "A memoria das mulleres" hace tan solo unos meses, contaba que el padre de Estrella, Jesús Portela Valladares, había intentado evitar que rapasen a su hija. Los cívicos le habían exigido para ello una cantidad altísima de dinero y él se la pidió prestada al dueño del restaurante Calixto, que estaba situado muy cerca del cuartel. Pero cuando llegó allí, los cívicos le golpearon, se quedaron con el dinero y le devolvieron a su hija pelada y con la frente tatuada. Estrella le hizo prometer que jamás, le hiciesen lo que le hiciesen a ella, volvería a darles ni un céntimo.

Tino Gama

Sus carceleros habían intentado sin éxito que desvelase el escondite de Tino Gama, ideado por su propio abuelo. Francisco López mantenía una estrecha relación con el Conde de Bugallal, que tenía una finca al lado de sus tierras.

Cuando el conde viajaba a Madrid, Francisco se ocupaba de cuidárselas y pensó que ningún sitio mejor para ocultar al novio de su nieta que en la propiedad del conde, que nadie se iba a atrever a registrar. Además, al estar él allí, Estrella podía ir a visitarlo sin levantar sospechas.

Ella fue a verlo nada más salir del cuartel pero cuando llegó rapada y con la frente herida, Tino decidió entregarse para evitarle nuevos daños.

Fue fusilado días después, el 29 de diciembre de 1936. Su expediente recoge que le dejaron pasar su última noche con Estrella, pero Peregrina aseguraba que no era cierto: "Le dijeron si quería despedirse de él. Ella dijo que sí y fue al cuartel acompañada por mi madre. Pero las tuvieron horas allí encerradas y no le dejaron verlo, ni vivo ni muerto. Solo oyó los disparos que acabaron con su vida".

Esta vez fue Estrella la que hizo una promesa a su padre. Le prometió que en aquella casa, tantas veces registrada por los cívicos mientras Tino estaba escondido, no se iba a volver a pasar necesidad y el tiempo que vivió se dedicó al estraperlo con productos traídos de Portugal. Murió pronto, en 1942, a los 27 años.

El parte médico decía que estaba enferma del pulmón. Su sobrina, que la había matado la pena. Pero antes de irse ella también, Peregrina rompió el silencio de ochenta años para que el nombre de su tía sea para siempre parte de la historia de Pontevedra.

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