Rajoy volvió a Pontevedra, su ciudad, a la que no va a renunciar como él mismo anunció a los vecinos de la ciudad del Lérez en la carta abierta publicada el domingo en FARO. Y lo hizo en medio de una total normalidad, por si alguien esperaba lo contrario después de su declaración como persona "non grata" por parte de la Corporación. Regresaba también después del incidente aislado en el que sufrió una agresión en diciembre. Quizá estos dos episodios provocaron unas excepcionales medidas de seguridad en torno a la figura del presidente, con el comisario provincial en primera línea coordinando todo el dispositivo, de tal forma que Rajoy apenas pisó el exterior de la sede de Afundación nada más que para cruzar el trozo de acera que separa la calzada en la que se detuvo su coche oficial y el edificio en el que se desarollaba el XVII Congreso Provincial del PP. Un breve recorrido en el que fue recibido por un grupo de vecinos que, a modo de desagravio por lo ocurrido en el pleno municipal, le aclamaron al grito de "presidente" y le hacían saber a voz en grito que era "bienvenido" a la ciudad, por mucho que el Pleno de la Corporación se empeñe en lo contrario.

Rajoy fue recibido por Núñez Feijóo, Rueda y Ana Pastor y una vez en la calle se mostró más despreocupado por las medidas de seguridad que su séquito policial. No dudó en pararse en saludar y besar a aquellos pontevedreses que quisieron dejarle claro que no sentían como suya la declaración realizada por la Corporación. De hecho, no dudó tampoco en hacerse numerosos "selfies" con numerosos seguidores y simpatizantes del PP.

Allí mismo, en la calle, el presidente del Gobierno en funciones se reafirmaba su pontevedresismo: "la pena es que no pueda venir más por aquí, es mi casa", manifestó mientras explicaba a los periodistas que su padre, quien fuera presidente de la Audiencia Provincial, tenía su casa "al final de esta misma calle".

Una vez dentro del salón de actos de la Afundación, los militantes del PP de toda la provincia le brindaron un caluroso recibimiento entre aplausos y gritos de "presidente". Una "lealtad" que Rajoy agradeció tras recordar que él mismo es militante del PP de Pontevedra "desde tiempo inmemorial". "Gracias por vuestro apoyo, las muestras de voluntad y cariño que he recibido desde que pasó lo que pasó, de gente del PP pero también de personas que no son del partido, lo compensan todo", aseguró, "os lo agradezco a todos de corazón". Una militante interrumpió su discurso para gritarle "eres un ejemplo a seguir, te queremos".

"Me considero de Pontevedra", continuó el presidente del Gobierno en funciones, "soy de Pontevedra y estoy orgulloso y feliz por ello" al tiempo que recordó que "estudié en el instituto Sánchez Cantón, aquí al lado, aquí he sido concejal, aquí me he casado y aquí voy a vivir y a morir dentro de muchísimos años", exclamó Rajoy en uno de los momentos en el que la militancia se entregó totalmente al presidente del PP nacional.

En un mensaje claramente dirigido a la Corporación local de Pontevedra y a la declaración aprobada el pasado mes de febrero, Rajoy pidió sosiego y diálogo: explicó que "en la vida pública, el conducirse con equilibrio, mesura y afán de concordia es siempre rentable".

El agradecimiento de Rajoy a los pontevedreses por las muestras de cariño recibidas y la reafirmación de su sentimiento pontevedrés centró el inicio y el final del discurso del presidente del Gobierno que luego giró, lógicamente, hacia cuestiones políticas y de partido. Al final, Rajoy volvió sobre esta cuestión de Pontevedra y su declaración como non grato. Se despidió con un "muchísimas gracias a todos, soy pontevedrés y voy a conseguir que esta condecoración que con tan poca generosidad tuvieron a bien concederme, que me la retiren".

Ence, ausente

No hubo palabras del presidente del Gobierno para el asunto que motivó su declaración como persona "non grata", la prórroga de la concesión por 60 años más en la ría de Pontevedra a la empresa Ence. Tampoco los opositores a la permanencia de la celulosa en Lourizán hicieron acto de presencia con sus protestas ante el auditorio de Afundación, concentraciones en otras ocasiones habituales en los actos que celebra el Partido Popular en Pontevedra. Al final, total normalidad en el regreso de Rajoy a la que él señala como su casa.

Una enorme pantalla gigante daba la bienvenida a Mariano Rajoy a "su ciudad" cuando hizo su entrada en el salón de actos de Afundación. Sin embargo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguró que al presidente del Gobierno en funciones "no hay que darle la bienvenida a esta tierra, dado que él es esta tierra".

Feijóo explicó que Pontevedra y Galicia se sienten "orgullosas" de Mariano Rajoy "por que los libros de historia dirán dentro de un tiempo que el hombre que recuperó a España de la crisis fue un presidente del Gobierno de aquí" y porque "allá donde vas siempre dices que eres gallego y de Pontevedra". El presidente de la Xunta y del PP de Galicia insistió en que para "la marca de Pontevedra" qué mejor referente "en el mundo" que Mariano Rajoy y le pidió que no se olvide -bromeó asegurando que si en algún momento deja de hacerlo se lo recordará su mujer, Elvira Fernández, "Viri"- de hacer gala de este pontevedresismo en cualquier parte del mundo a la que viaje.