El Concello pondrá en marcha su nuevo modelo de recogida y tratamiento de la basura, basado en el compostaje de la materia orgánica, sin disponer de la planta prevista en los montes de A Canicouva. El gobierno local mantiene contactos con tres instalaciones privadas en la provincia para enviar a ellas los restos de comida mientras no se concreta el proyecto pontevedrés. Así lo apuntó ayer el alcalde, Miguel Fernández Lores, al defender, frente a las críticas del PP, el nuevo sistema en ciernes, que establece que cada vivienda del rural dispone de su compostero individual y la mayor parte de barrios cuente con composteros colectivos donde tratar esos restos.

Las tres plantas se ubican en el Baixo Miño (con la que se trabaja ya en el tratamiento de algas recogidas en las playas) O Salnés, en el Deza-Tabeirós, a punto de entrar en funcionamiento, según el alcalde, que no aclaró qué coste podría suponer esta solución temporal mientras no se abre el recinto de A Canicouva. Tampoco hay un calendario preciso para contar con esta planta pontevedresa. Tres meses después de firmarse el contrato de alquiler de los terrenos con los comuneros, Lores admitió que "aún hay que sacar a concurso la planta", aunque sí está definido que se cerrará un acuerdo con la Universidad de Vigo para que su departamento de Edafología analiza la eficacia del compost allí producido en el tratamiento del suelo.

En todo caso, tanto lo que se pueda enviar a las plantas privadas como lo que finalmente llegue a la de A Canicouva no será más del 30% de toda la materia orgánica del municipio, según los cálculos municipales, ya que el sistema en marcha apuesta por el reciclaje en composteros del 70% restante.

El alcalde apunta que para lograr ese objetivo "es fundamental la implicación de los vecinos", un apartado en el que "confío plenamente y sé que los ciudadanos colaborarán". El alcalde destacó que esta iniciativa "es una de las más importantes" no solo del mandato, sino de toda su etapa al frente del Concello, y llegó a defender su intención de "convertirnos en un referente, como lo somos con el modelo urbano!. Dejó claro que "el diseño ya está hecho" en cuanto a la implantación básica, mediante esos composteros en casas y barrios, y contenedores marrones en el casco urbano para depositar la basura orgánica. También habrá recipientes para papel y vidrio, como hasta ahora, pero aún no está claro cómo se recogerá el resto de los residuos sólidos, lo que el gobierno local denomina "fracción seca", que incluye envases, plásticos, pero también otros productos de más compleja clasificación.

En todo caso, Lores deja claro que el objetivo es "poner los mecanismos necesarios para que el tratamiento de la basura sea lo más barato posible tanto económicamente como social y ambientalmente" pero insiste en que para ello "es fundamental la colaboración, no solo de los vecinos, sino también de los grupos políticos", en referencia a las dudas ya mostradas desde la oposición.