Un joven de 25 años, nacido en Santiago y vecino de Pontevedra, ha denunciado al grupo pontevedrés Vamos a Todo, los pregoneros del Carnaval 2016, por su "Loro de la buena muerte", una parodia en la que vestidos de legionarios acompañaban a Ravachol en procesión.

Para muchos fue la mejor propuesta desfile, premiada con la ovación del público y recibió el segundo premio en su categoría de grupos-fachas. Lejos de ser unánime el reconocimiento, un joven, J.M.C.R. nacido hace 25 años en Santiago de Compostela y vecino de Pontevedra, se personó el mismo día del desfile a las 21.40 horas en Comisaría capitalina para denunciar lo que considera "una ofensa contra los sentimientos de una confesión religiosa".

El denunciante explica que se encontraba en la calle Michelena "cuando unos amigos le pasaron un video de una comparsa de Carnaval que desfiló por las calles de Pontevedra". Explica que en el audiovisual se ve a varias personas "vestidas como legionarios y llevan una cruz, en dicha curz en vez de llevar a Jesucristo llevan una represntación del loro".

En opinión del denunciante la parodia constituye "una ofensa" y sus protagonistas "se burlan del desfile del Cristo de la Buena Muerte que realizan los legionarios españoles".

Javier Pazos, Javito, integrante del grupo denunciado y que actuó de portavoz del mismo durante el pregón, declinó realizar declaraciones sobre la denuncia, señalando que "no tenemos nada que decir, nada que comentar".

Por su parte, la Policía confirmó a FARO que tramita la denuncia por si efectivamente resultase constitutiva de un delito contra la libertad religiosa. El tema será trasladado al juez, que decidirá finalmente.

Las ofensas públicas a "los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa" pueden incurrir en penas de multa de ocho a doce meses, según establece el Código Penal en su artículo 525.

Pese a la reiterada prevalencia en la jurisdicción de la libertad de expresión, este artículo permite que continúen presentándose denuncias

Así, no se trata de la primera ocasión en la que particulares o grupos denuncian canciones de humor o sátiras que interpretan ataques a determinadas confesiones religiosas, nominadamente la católica en el caso de España. Entre los precedentes, el desaparecido cantante Javier Krahe y el cómico Leo Bassi, ambos perseguidos judicialmente por sus burlas, o el Museo Reina Sofía, por exponer obras que "injurian" según los querellantes a los creyentes.