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Conservando la memoria de la pesca

Mariscadores, bateeiros y pescadores donan desaparecidos aparejos y artes de pesca de la ría al Museo do Mar de O Barqueiro

"Es un museo dedicado al mar en general", explica José Daniel Beaz Paleo a propósito del centro cultural que promueve en la Ría do O Barqueiro, una colección que surgió, explica, "porque yo tenía muchas cosas de los barcos de pesca que eran propiedad de mis padres, muchos aparejos y piezas, por ejemplo las cañas originales del bonito, también embarcaciones o un horno de casca, que se usaba para proteger las redes. Mi padre era armador, llegamos a tener dos boniteros y un barco de artes menores y todo ese legado se conservó en la casa familiar".

Ésta es la antigua Casa Consistorial, con 115 años de antigüedad y que alberga ya las primeras salas del museo. La colección, realizada con fondos privados pero de acceso público, se amplía ahora con las donaciones que mariscadores, bateeiros y pescadores de la ría de Pontevedra han realizado para este proyecto que busca conservar la memoria de las artes de pesca de Galicia, muchas de ellas ya desaparecidas.

Durante el pasado fin de semana el promotor del museo, expresidente de la Sociedad Española de Acuicultura, se entrevistó con pescadores, mariscadores y bateeiros de la ría, que aportan objetos cedidos en depósito y otros donados.

"Aquí hay muchas artes que no existen en las Rías Altas, como el xeito o el can de arrastre de fondo para vieira, son las artes que interesan porque aunque el grueso de la colección está vinculada a la pesca en O Barqueiro también queremos mostrar a los niños, los principales destinatarios del museo, otras prácticas de sus antepasados".

Especialmente, al experto le interesa el marisquero, muy poco representado en la ría de O Barqueiro. "Aquí hay artes muy variadas y la idea es conseguir raños y otras herramientas que tengan los pontevedreses para completar nuestra colección, porque en marisqueo está menos nutrida".

A resolver ese vacío contribuirán las donaciones de los profesionales el mar de Pontevedra. Éstos han cedido hasta el momento un xeito, una red de malle para la sardina, el boliche de arrastre, hoy prohibido o una rara nasa de langosta metálica y rodeada de cabos.

También figura entre las donaciones la beta, una volantiña de pequeño tamaño que se empleaba en el interior de la ría, una red de copo para sardina de entre 80 y 200 metros, pequeñas herramientas y rastrillos de marisqueo o un bou de can, un aparejo de arrastre para la zamburiña. Todas ellas contribuirán a mantener vivo en el Museo do Mar la memoria de la pesca en la ría pontevedresa

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