Ayer declararon algunos de los agentes de la Guardia Civil que investigaron el crimen en un primer momento. Ninguno de ellos recuerda que, tras confesar los hechos, Cortiñas les hubiera comentado ese supuesto intento de agresión con un destornillador que dice haber sufrido por parte de su esposa y que él narró ayer en el juicio. Tampoco observaron ni el acusado les manifestó que presentase alguna herida en el brazo como consecuencia del supuesto ataque. Asimismo, la mayoría de ellos indicaron que lo vieron tranquilo y que se mostró "colaborador" una vez que confesó el crimen a la juez de Lugo, cuando ya todas las sospechas se centraban sobre él. Ocurrió al día siguiente de los hechos. Cuando esta confesión se produjo ya era de noche y, aunque la comisión judicial partió de inmediato para intentar localizar el cadáver, no fue posible encontrarlo. Los agentes creen que es posible que, debido al mal tiempo y que era de noche, el acusado no pudiera lograr localizar el punto en el que ocultó el cadáver de su esposa. A la jornada siguiente, ya de día, sí pudo encontrar el sitio y se lo mostró a los agentes.