La Casa das Campás fue escenario de la conferencia de la misionera Mado Manyingo. Invitada por la ONG Manos Unidas, la religiosa disertará sobre su trabajo en África y el colegio en el que trabaja para dar oportunidades a más de 1.000 niñas de la República Democrática del Congo.

-¿Cómo surgió su vocación misionera?

-Mi vocación surgió desde mi familia, yo nací en una familia muy cristiana, iba con mis padres siempre a la iglesia y ahí veía a las religiosas, algo que me llamaba la atención, me interesaba por esas personas que dan su vida, que vienen de lejos para ayudar, estar con la gente y caminar con ella, eso me impactó desde muy niña. Y luego tuve la suerte de estudiar en un colegio de misioneras.

-Deduzco que es usted una excepción ¿muchas chicas de su generación pudieron estudiar?

-Si, si, de las pocas que han podido estudiar en esa época, si; he tenido la suerte de estudiar porque mi papá era maestro y sabía muy bien la importancia de la educación, de la formación y me mandó al colegio, y al vivir también muy cerca el trabajo de las misioneras y ver como son una gente tan entregada eso hizo nacer en mi ese deseo de formarme y de hacerme misionera para trabajar mano a mano con mis hermanas y hermanos del Congo y de otros países.

-¿Cuánto tiempo lleva su país en guerra?

-Bastante tiempo, porque hay una guerra declarada y otra subterránea, que no sabemos ni siquiera como funciona, si me pregunta no le sabría decir por qué, no sabemos muy bien por qué se enfrentan pero vemos las consecuencias, la gente que huye, se escucha oír hablar de ataques, pero no sabemos mucho más.

-¿Siente peligro en su vida cotidiana?

-Si, se siente peligro, pero sobre todo en el sentido de buscarse la vida en el día a día, la precariedad de la vida. Tienes que trabajar duro para ganar un poco y poder dar de comer a tus hijos, darles enseñanza o educación o formación, mandarlos a la escuela, así que nos enfrentamos todos los días a esta necesidad.

-Explica que un grave problema, asociado a la falta de escolarización, es la maternidad temprana

-Son madres muy jóvenes, es por la sociedad que es machista pero es también por la situación específica que vivimos, porque si una chica no estudia lo que hará es casarse muy temprano. Por eso en el tema de la salud conversamos mucho con ellas para ver como gestionar su maternidad o retrasar la edad de matrimonio. En nuestro colegio al estar las niñas escolarizadas el matrimonio se retrasa un poco porque después de Secundaria van a la universidad y ya en las ciudades vemos que la edad se está retrasando.

-¿A cuántas niñas forman en el colegio en el que usted trabaja?

-Tenemos más o menos 1.100 niñas, éste será el primer año en el que algunas se gradúen en Informática. El colegio lo iniciamos en 1964, empezaron con Bioquímica, porque antes era solo un colegio que llevaban las Benedictinas y solo impartían clases de cocina, cuando llegaron las Mercedarias de Berriz conversando con el obispo vieron que podían dar más oportunidades a las chicas y ahí poco a poco se empezó a cambiar de opción, llegó la Bioquímica, posteriormente introdujimos Pedagogía y desde hace tres Informática.

-Afirma usted que hay que formar a las niñas aunque solo sea para que aprendan a rebelarse

-Si, eso es, hay que formar a las niñas para que sepan afrontar la vida, aunque solo sea para que no dejen que se les aplaste, para que se rebelen y sepan buscar caminos de justicia, de verdad y de vida desde su situación de mujer... Las mujeres en Congo dan la vida por sus familias, trabajan para que la familia salga adelante y se las ve desde muy temprano en la mañana hasta la noche trabajando, las mujeres siembran un mundo mejor, sin ellas no se si las sociedades saldrán adelante pero en África lo vemos claro, si, ellas siembran ese mundo mejor.