El voraz incendio que no tuvo respeto ni misericordia con el edificio de La Moda Ideal, hasta anteayer mismo patrimonio de Pontevedra por su carácter histórico y singular, constituyó un auténtico espectáculo en vivo y en directo que mantuvo en vilo a media ciudad. Allí se mascó la tragedia; de ahí el morbo despertado.

Por primera vez un siniestro espectacular dispuso de un protagonismo absoluto en los móviles de los pontevedreses, fiel reflejo de lo que estaba pasando en tiempo y hora por mor de la era digital.

Si de incendios hablamos, cuando ardió a mediados de 1995 la iglesia de San Francisco la primera noche que Juan Luís Pedrosa se acostó como alcalde de esta ciudad, no disponía de móvil y tuvo que despertarlo personalmente su chofer oficial, el eficiente Ernesto. Entonces solo unos cuantos madrugadores o trasnochadores, según los casos, vieron con sus propios ojos aquellas tremendas llamas.

La otra tarde, casi noche, sucedió todo lo contrario. A Lores lo avisaron al instante. Y quien no se acercó hasta allí fue porque tenía algo mejor que hacer. Pero no fue por desconocimiento. Todo el mundo sabía lo que ocurría.

Con tanto testigo por medio, la controversia estaba servida en torno a si la intervención del Servicio de Bomberos, con su jefe Manuel Torres al frente, resultó tan "profesional, rápida y eficaz" como sentenció la concejala del ramo, Carmen da Silva, como si se tratara de una verdad absoluta.

A la vista de lo ocurrido, que el trabajo de los bomberos fue profesional y eficaz parece bastante evidente. Hay incontables ejemplos, cercanos y lejanos, de verdaderas catástrofes por la propagación del fuego entre viejos edificios en los cascos antiguos. Las llamas podrían haber dado buena cuenta de los Soportales de la Herrería, de arriba abajo; o al menos de la mitad. Afortunadamente no pasó tal cosa.

Más discutible parece la rapidez en atacar el fuego, no tanto por la calle Michelena, sino por los propios Soportales, tal y como cuestionó Mayte Ramírez Baltuille, sufrida propietaria del comercio siniestrado, quien vivió allí mismo su propio calvario.

El meollo de la cuestión está en clarificar la causa del incendio y su origen, en el marco del peritaje minucioso que sin duda realizarán las aseguradoras implicadas durante los próximos días, a fin de valorar en frio el ardiente trabajo del Servicio de Bomberos de Pontevedra.