Mayte Ramírez, dueña del negocio La Moda Ideal, especializado en tejidos y de más de un siglo de antigüedad, ha sido la principal afectada por el incendio de ayer en pleno centro de Pontevedra.

"No fue mi culpa, no fue mi culpa", aseguraba ayer visiblemente afectada desde la Plaza de la Estrella, desde donde, arropada por familiares y amigos, observaba como su negocio quedaba reducido a cenizas.

"Acabábamos de cerrar la tienda y yo estaba haciendo la caja. Me pareció que por el techo, que es muy blanquito, empezaba a entrar humo gris. Me dije que tenía que ir al oculista. Pero cuando ya vi que iba a más, me puse histérica, llamé al chico que trabaja conmigo y telefoneamos a los Bomberos. Cogimos un extintor, pero vimos que provenía del primer piso, el superior a nuestro local", explica visiblemente afectada.

"Yo, con la tienda llena de telas..., ¡imagínate! no ha quedado nada", dice, para añadir "hoy estoy en una nube, pero mañana..."

A Mayte Ramírez no le consuela el saber que tenía el local asegurado, ya que el negocio era heredado de su tío abuelo.

Anoche manifestaba su descontento con la actuación de los Bomberos. "Creo que actuaron tarde y mal. Fueron solo por la Michelena, cuando yo les dije que viniesen por aquí, porque me iba la vida con el comercio. Tardaron como tres cuartos de hora en venir por este lado. Tenía que haber venido una dotación por aquí y otra por allá", se queja.

A su lado, su amiga Beatriz Montenegro, hermana de la propietaria de la tienda de perfumes Equivalenza, en los soportales de enfrente, la consuela asegurando que "los Bomberos tienen que tener una explicación profesional para su actuación". "Quiero pensar que lo hicieron de ese modo porque era lo mejor", señala.

A pocos metros de La Moda Ideal se encuentra A Moda de Abaixo, de Carlos Díaz, familiar de Mayte Ramírez.

"Es una persona muy trabajadora, enamorada de su tienda", afirma él sobre su prima desde la Plaza de Curros Enríquez, pendiente de su propio negocio.

Un archivo perdido

Teresa Malvar tenía hasta ayer su estudio de fotografía profesional en la segunda planta del edificio que ardió.

"Venía de ensayar, porque estoy en un coro, y a los cinco minutos de llegar a casa me llamaron para avisarme de que esto estaba ardiendo", asegura mirando apenada hacia el inmueble.

Con las llamas, la fotógrafa, "de Pontevedra de toda la vida", ha perdido su trayectoria artística. "No me lo puedo creer. Comuniones, bodas... todos los archivos han ardido", se lamenta.

Otro de los comercios destruidos es Calzados Cuplé, anteriormente California.

Asimismo, quienes se llevaron un buen susto, aunque no tuvieron que lamentar daños materiales en su viviendas, fueron los vecinos de los edificios colindantes.

Lourdes Cordero fue desalojada junto con su hija, de ocho años, y su madre, minusválida, de 95.

"Estaba yo con la niña estudiando y a ella le olió a humo. En ese momento llamaron a la puerta: era la Policía. Nos desalojaron a todos", cuenta minutos antes de que su madre fuese trasladada al Hospital Montecelo.

"Afortunadamente, hay pocos vecinos. Nosotras llevamos viviendo toda la vida ahí. Tengo una amiga que tiene a un hijo en un ático, pero no debe de estar, porque la Policía ha llamado a todos los timbres y no responde nadie", dice.

Cristales calientes

La dueña de la cafetería Carabela, María del Carmen Gonzalo, se encontraba en el interior del establecimiento cuando comenzó el fuego.

Su hija Daniela jugaba en la Plaza de A Ferrería y entró al local advirtiendo de que veía humo en la calle. "Fue un visto y no visto. Cuando nos dimos cuenta, el humo negro nos hacía daño a la vista en el exterior. Hubo un momento en que los cristales de la cafetería estaban muy calientes. Los clientes se asustaron y se fueron. Nos quedamos aquí solos", recuerda sobre unas horas que ya forman parte de la historia reciente de Pontevedra.