El consejero delegado de CUF, Antonio Mesquita, fue el encargado de explicar el proceso productivo del cloro y otros productos que se obtienen de forma más limpia con esta tecnología de membranas que quieren implantar en Pontevedra. La planta de Estrarreja es significativamente más grande que la de Lourizán, con una producción anual de 122.000 toneladas frente a las 34.000 de Elnosa.

En Portugal disponen de 9 electrolizadores bipolares con capacidad para hasta 62 celdas cada uno y otras 14 celdas más en sendos electrolizadores monopolares. El proceso productivo es similar al de Elnosa. La materia prima utilizada para obtener el cloro y sus derivados es la sal que se conduce al electrolizador mezclada con agua (en salmuera) que se mantiene siempre en un circuito cerrado. La energía utilizada en el proceso es la electricidad y se consigue separar cuatro elementos: sosa, hidrógeno, cloro y salmuera que son comercializados por separado o, a su vez, se utilizan para lograr nuevos productos. La de Estrarreja es la única planta productora de cloro en Portugal y en España hay otras 9 más que deben abastecer el mercado ibérico, dado que el cloro es un producto que no se puede desplazar a grandes distancias. Mesquita asegura que el 80% de estas plantas todavía no afrontó, como Elnosa, el cambio de tecnología. La diferencia con Pontevedra es esta tecnología más ecológica por dos razones: la primera que está libre de mercurio y la segunda es que consume hasta un 30% menos de energía eléctrica lo que hace más competitiva a la fábrica. La diferencia con Pontevedra es que los electrolizadores de Elnosa contienen mercurio en su interior.

Mesquita explica que el mensaje de CUF no solo es que "no contaminamos, sino que elaboramos productos fundamentales para el ser humano y para su vida diaria, desde el cloro que potabiliza el agua que bebemos a la fabricación de medicamentos, esenciales para el tejido empresarial".