Coincidiendo con el tradicional octavario por la unidad de los cristianos la basílica de Santa María fue escenario de uan celebración ecuménica de la palabra y la oración, encuentros religiosos que la comisión de Ecumenismo de la Archidiócesis de Santiago ha programado también en A Coruña y Santiago.

Coincidiendo con estas celebraciones programadas desde ayer18 y hasta el próximo día 25, el arzobispo de Compostela, Julián Barrio, señala en una Carta Pastoral que "se han dado pasos importantes hacia la unidad pero todavía es largo el camino que tenemos que recorrer con el impulso del Espíritu Santo. El Jubileo Extraordinario de la Misericordia que estamos celebrando, nos ayudará a suscitar en nosotros esas actitudes misericordiosas para seguir avanzando en el camino de la unidad, que hacen referencia no sólo a los comportamientos éticos y sociales sino también al mensaje sobre Dios y su misericordia. Este ha de ser un punto de partida para la reflexión teológica sobre el ecumenismo".

En la iglesia de Santa María se dieron cita los fieles, que también podrán sumarse a las celebraciones ecuménicas en A Coruña el próximo día 21 en la parroquia de Santa Lucía, y en Santiago el día 25 en la capilla del Colegio de Nuestra Señora de los Remedios.

La comisión de la que es delegado Benito Raposo recuerda las palabras del arzobispo en el sentido de que en este octavario "los cristianos somos convocados de manera especial a orar juntos por la unidad de la Iglesia de Cristo".

La celebración sirvió también para recordar que Julián Barrio ha instado a todos los fieles de la diócesis "a ser conscientes de que Cristo está en medio de nosotros" y asumir así "el compromiso activo a favor de la dignidad humana, ocupando un lugar preferencial los pobres, los marginados, los excluidos en nuestra sociedad".

El encuentro recordó que en este 2016 se propone como tema de reflexión del octavario un texto de la primera carta del apóstol san Pedro: "Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa".

"El texto bíblico escogido", señala en su carta pastoral Julián Barrio, "nos indica que tras la marcha de Jesús al Padre y el envío del Espíritu Santo sobre la Iglesia se construye el templo vivo de Dios en la humanidad, y los bautizados son las piedras vivas de este templo en el que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios. Está construido sobre la piedra viva escogida por Dios, Jesucristo, y por ello participa también de su destino, que es ser la piedra angular colocada por Dios como la piedra de tropiezo para los hombres en relación a la actitud que estos tomen. La Iglesia no puede escapar a este destino de estar puesta también como signo de contradicción para que muchos caigan y se levanten".