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Impacto económico del sector del mar en la ría

La lonja de Marín sigue en caída libre al facturar siete millones menos en 2015 que hace una década

La pujanza de Portonovo y una ligera recuperación de la de Campelo evitó que las rulas de la comarca marcasen otro mínimo histórico en volumen de negocio al subastar productos por valor de 8,7 millones durante el pasado año

Imagen de archivo de una subasta en la lonja de Marín. // Gustavo Santos

Si 2014 se convirtió en el peor ejercicio para las lonjas de la comarca de Pontevedra en cuanto a facturación, 2015 evidenció una ligera recuperación al incrementarse el volumen de negocio en su conjunto en más de un 22%, un porcentaje que traducido a dinero contante y sonante son 868.227 euros más de venta en lonja. Sin embargo, esta cifra es un espejismo en algunas rulas de la comarca que mantienen desde hace años una fuerte tendencia a la baja como es el caso de Marín. Esta lonja cerró 2015 facturando siete millones de euros menos (solo 3,1) que hace diez años (en 2005 se subastaban capturas por valor de 10,1).

Y es que esta subida se debe exclusivamente a la pujanza demostrada por la lonja de Portonovo, con un ascenso en la facturación de un 35,3% y un incremento de los productos del mar que salieron a subasta de un 34%. De este incremento de 868.000 euros en la facturación de las lonjas de la ría, un total de 660.212 euros corresponden a la lonja de Portonovo que aumentó en esta cantidad su facturación con respecto a 2014.

El incremento en el volumen de negocio en las cuatro rulas de la ría se debe también, aunque en menor medida, a una ligera recuperación en la segunda mitad del año de las subastas en la lonja de Campelo. En Poio, a mediados de agosto, los colectivos de mariscadores vaticinaban un ejercicio catastrófico con una caída en la facturación de 1,6 millones por aquel entonces. No obstante, las ventas de final de año y especialmente de la campaña de Navidad han permitido elevar estos ingresos y cuando menos salvar el ejercicio de ser el peor de la historia. Así, la rula facturó un total 319.000 kilos de productos (en su mayor parte bivalvos), lo que supone un aumento del 9,3% con respecto a 2014. El aumento de las capturas subastadas se tradujo en un incremento de la facturación de un 10,3% y que alcanzó los 2,94 millones, frente a los 2,66 del año anterior. Con todo, para el marisqueo en el fondo de la ría (que es quien copa esta lonja) sigue siendo un año bastante nefasto, sin apenas presencia del berberecho y tras los constantes cierres de los bancos marisqueros debido a los episodios de toxinas, especialmente en la primera mitad del año.

Si Portonovo y Campelo son la cara, la cruz corresponde a las lonjas de Marín y el mercado de Pontevedra. En el primero de los casos se acentúa el declive de un lonja en su día histórica pero que sufrió un grave mazazo a raíz de que la flota del Gran Sol de este localidad decidiese acudir a vender sus capturas a la lonja del Berbés a lo largo de la década pasada.

Desde entonces, esta rula está perdiendo volumen de negocio, concretamente van siete millones en diez años. En 2015 volvió a marcar un mínimo histórico al quedarse en 1.207 toneladas de especies del mar subastadas (lo que supone 9 toneladas menos que en 2014, un descenso de un 9,3%) y al facturar solo 3.067.284 euros (129.698 menos que en 2014, un descenso del 4%).

Tampoco parecen buenos tiempos para la lonja del mercado de Pontevedra. Especializada en mariscos como el camarón (del que subastaron 8 toneladas), la centolla (con más de 2.891 kilos vendidos al mejor postor) o la nécora (con 54 toneladas subastadas), esta lonja vio como su volumen de negocio cayó el pasado año en un 21% con respecto al ejercicio anterior.

Más allá de las crisis que puedan atravesar lonjas como las de Pontevedra o Marín, el ejercicio, en general, no parece satisfactorio para ninguna de las rulas de la ría y es un síntoma más de los problemas por los que atraviesa el sector del mar en la ría, dado que los ocho millones de facturación de las cuatro lonjas están muy lejos de los 16,6 que facturaban hace justo ahora una década, en el año 2005. La última Navidad, con subastas por valor de casi 1,4 millones de euros desde el pasado 15 de noviembre, han contribuido a salvar la campaña y maquillar un pésimo ejercicio.

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