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Ruth Martínez: "Psicológicamente tienes que estar preparada para acercarte a personas que son ídolos"

La pontevedresa trabaja con los futbolistas del Real Madrid a través de Mediapro

La estilista con sus artículos de trabajo. // Rafa Vázquez

Ruth Martínez (Pontevedra, 1975) tiene un tatuaje en la mano derecha que pone "No al maltrato animal" y lo muestra orgullosa cuando alguien intenta leérselo. "Mis niñas son mis tres perritas", dice. Es la misma mano con la que esta maquilladora profesional trabaja con famosos del cine y la televisión. Por sus brochas y pinceles han pasado cientos de actores, cantantes y, últimamente, muchos futbolistas del Real Madrid CF y el Atlético de Madrid.

-¿Cómo se llega a ser maquillador de famosos?

-Pues todo comenzó hace veinte años. Yo estaba terminando mis estudios en idiomas, inglés y francés, y participé en una prueba para la TVG en la que seleccionaban un nuevo equipo de maquilladores. Me presenté y me cogieron. Ahí empecé a formarme en esto. Me fui a Barcelona a formarme con uno de los maquilladores más grandes que tenemos en España: Juan Pedro Hernández. Después con Mari Carmen Cazcarra y, en Estados Unidos, con Kevyn Aucoin. De Galicia me fui a trabajar a Lisboa y a Madrid, donde estoy ahora con Mediapro, una de las productoras más potentes a nivel mundial. También estuve con Globomedia, haciendo la serie "Aída", publicidad... un poquito de todo.

-¿Qué hace exactamente ahora?

-Con Mediapro cubro las entrevistas con Bein Sports para Emiratos Árabes, USA y Doha, retransmisiones de la Champions, entrevistas a futbolistas del Real Madrid en Valdebebas, del Atlético de Madrid... Hago cositas también para TVE, como un programa muy bonito en el Museo del Prado científico que se emite en La 2, que me han vuelto a proponer.

-Han pasado por sus manos cientos de famosos...

-Sí, es inevitable. Cuando estuve en la TVG trabajaba en el programa "Luar" y por allí pasaban muchísimos artistas. Con ellos coincidí también en Madrid haciendo otro tipo de programación. A nivel nacional, tanto en Madrid como en Lisboa, he trabajado prácticamente con todos.

-Y lo que hace es maquillarlos...

-Por lo general sí. También he tocado vestuario en alguna ocasión. Pero lo normal es que en cada departamento te centres solo en un aspecto. Tanto en cine y televisión, todo está muy ligado.

-Últimamente trabaja más con hombres.

-Sí, en el ámbito futbolístico sí. La mayoría lo son, porque además de los jugadores, los periodistas y presentadores son, mayoritariamente, hombres.

-¿Son más exigentes?

-El mundo del fútbol me sorprendió un montón porque es gente que está muy protegida. El acercamiento a los futbolistas es muy protocolario. Mi trabajo, nuestro trabajo, es muy intimidatorio. Vas a manipular a una persona que se sienta delante de ti. Le vas a tocar, a manipular el cabello, la cara... Estás muy próxima físicamente a esa persona. Psicológicamente tienes que estar preparada para acercarte a unas personas que son ídolos para otras. Hay gente que es muy agradable, pero otros pueden ser más fríos. Yo tengo claro que mi trabajo es embellecer la belleza. Son personas que viven de su imagen y una parte de responsabilidad de esta está en tus manos. Y, sí, tienen un nivel de exigencia.

-Dígame un futbolista especialmente quisquilloso.

-Pues la verdad es que cuando empecé a trabajar con ellos me llevé una grata sorpresa. Ellos viven de su trabajo, que es el fútbol, pero también de la publicidad, de las marcas. Hasta los más altivos ponen los pies en la tierra para crear un equipo. La verdad es que nunca he tenido una queja de que me contestasen mal o me faltasen al respeto.

-Pues dígame, entonces, el nombre de alguno que le sorprendiese positivamente.

-Para bien, Pepe, del Real Madrid. Tiene mala fama en el campo, pero a mí me sorprendió tan gratamente... es súper educado, súper correcto... Hemos estado mucho más tiempo con él de lo que su jefe de prensa había pactado en la entrevista. Muchas veces facilitan más el trabajo ellos que su comitiva. No es raro que sean los mánager de los artistas los que pongan más barreras que los propios famosos.

-¿Trabajó con Ronaldo?

-Sí, también.

-¿Cómo fue?

-La verdad es que bastante bien. Mentiría si dijese el nombre de alguno más quisquilloso en el mundo del fútbol. Se dejan hacer bien.

-¿Es más difícil con los actores, entonces?

-Pues sí. La verdad es que muchas veces sí.

-Pues la impresión que se tiene desde el otro lado es la contraria...

-¡Pues para nada! (risas). Ellos son muy presumidos. Yo suelo trabajar con ellos cuando terminan el entrenamiento. Después de ir a su sesión de fisioterapia vienen a las entrevistas. Ya llegan a nosotros duchados y con su crema en la cara. Es gente que se cuida porque vive de su imagen. Pero también es cierto que no se miran al espejo después de que los maquillas. Ellos confían.

-¿Los actores no?

-Son más exigentes porque también lo son consigo mismos. A veces se meten mucho en el personaje y se aíslan.

-¿Quién pauta el maquillaje?

-La dirección. Cada personaje tiene un vestuario, maquillaje y cabello distinto. Cada semana tenemos una reunión en la que se pauta la evolución del personaje. Esto pasa, sobre todo en las series.

-Como en "Aída"...

-En "Aída", por ejemplo, el personaje de Miren Ibarguren, Soraya, tuvo una evolución brutal. A mí me tocó adaptar su personaje. Ana Polvorosa (Lorena) y Pepa Rus (Macu) también sufrieron cambios.

-¿Tiene que ser una fiel seguidora de la serie para la que trabaja?

-Yo la veía, pero en el momento en que se estaba rodando. Después no solía verla, porque tienes que saber desconectar del trabajo, son muchas horas. "Aída" era una serie muy cómoda de hacer porque el 90 por ciento era rodado en el plató, pero eran muchas horas de rodaje. A lo mejor llegabas al plató a las siete de la mañana y estabas hasta las ocho de la tarde. Así de lunes a viernes. Grabábamos nueve meses y descansábamos tres.

-Después de tantas horas, ¿llega una a olvidarse de que trabaja con famosos?

-Sí. Llega un momento en que te olvidas. Es algo a lo que te acostumbras. Yo veo rostros, personas. Para mí tiene igual de importancia maquillar a alguien muy conocido que a otro famoso que lo sea menos. El hecho de trabajar con gente famosa lo que te puede dar es apertura a nivel profesional.

-¿El famoso elige a su maquillador?

-Cuando hacía música, sí que ocurría así. Saben que formas parte del equipo y te piden. Como cuando tú puedes ir a una peluquería y quieres que te atienda el empleado que más te gusta como te deja.

-También usted tendrá sus predilecciones...

-Es difícil escoger, porque tengo gratos recuerdos de muchas personas. Lo que sí ocurre es que te llevas amigos, sobre todo cuando estás tantos años, como me pasó a mí en "Aída".

-¿Siguen estando en contacto?

-Sí. Eso ocurre cuando tienes complicidad y afinidad con alguien. Tengo a varias personas de la serie muy metidas en mi corazón.

-¿Hasta el punto de quedar con ellas?

-Hay actores a los que quieres mucho y si te los encuentras te vas a dar un abrazo. Pero hay otros con los que te preguntas qué tal y quedas para cenar o tomar un café cuando puedes.

-Y son...

-Pues Ana Polvorosa (Lorena), Eduardo Casanova (Fidel) y Miren Ibarguren (Soraya).

-Con tantos famosos que han pasado por sus manos, habrá alguno con el que le gustaría trabajar y con el que todavía no lo haya hecho.

-Una persona a la que no he conocido, aunque a su familia sí, es Isabel Preysler. Para mí ha sido una de las mujeres más elegantes de España. Esa dulzura que tiene, esa belleza tan singular... Me inspira ternura y creo que es muy inteligente. También me encantaría trabajar con Madonna o haber conocido a Michael Jackson... Son mis dos iconos a nivel internacional.

-¿Qué planes tiene ahora?

-He estado un tiempo en Pontevedra, pero en breve vuelvo a Madrid. Yo ya no puedo decir si soy de aquí o de allí.

-¿Echa de menos Pontevedra?

-¡Claro! Me encantaría trabajar aquí o en Galicia. Tenía una propuesta de Inditex, lo que me permitiría acercarme, pero se ha quedado en el aire. Mi vida ha sido un estar lejos de todos.

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