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"Ilusión y alegría" entre los adjudicatarios de Valdecorvos al recibir las llaves de sus pisos

La firma de los contratos de las viviendas de promoción pública tuvo lugar ayer en el Instituto Galego de Vivenda e Solo - Los beneficiarios, felices y sorprendidos, destacan que se ahorrarán mucho dinero cada mes

Eva Matarranz abre una de las alacenas de su nueva cocina. // Rafa Vázquez

El Instituto Galego do Solo (IGVS) hizo entrega ayer de las llaves de los 132 pisos de promoción pública de Valdecorvos.

"¡Qué ilusión! ¡Por fin! ¿Verdad?". Una de las adjudicatarias comentaba a mediodía su estado de ánimo con el que ya es, oficialmente, uno de sus vecinos en el bloque de viviendas. Ambos se encontraban, junto a varias decenas más de personas, en una reunión en la "Sala de Xuntas" del IGVS con funcionarios de la Xunta de Galicia. Era la una de la tarde y el suyo era el penúltimo turno del día en el que se entregaron las llaves.

Con este acto se ponía el punto y final a un proceso que comenzó en 2009, cuando se adjudicaron las obras, y que ha sido noticia en varias ocasiones, en la última ocasión por el retraso en la licencia de primera ocupación. Esta llegaba el pasado lunes, casi cuatro meses después del sorteo de septiembre, cuando se conocieron los nombres de las personas que vivirán en los inmuebles durante los próximos años.

La licencia solo fue posible después de que la empresa constructora resolviese las deficiencias detectadas por los técnicos del Concello de Pontevedra durante el mes de agosto, relativas tanto a la urbanización como la propia obra.

Desde las nueve de la mañana y hasta las tres de la tarde, las instalaciones del IGVS, en la calle Alcalde Hevia, recibieron a los vecinos de las viviendas de promoción pública de Valdecorvos, que no dudaron en acercarse hasta sus nuevos hogares, a medida que recibían las llaves, para comprobar que todo estaba en orden y comenzar a tomar las primeras medidas para amueblar los distintos espacios.

De las 132 viviendas, la mayoría son de dos dormitorios (66), le siguen las de tres dormitorios (36), las de uno (24) y las adaptadas para personas con capacidades diferentes (6).

Ahora, el Concello ha puesto en marcha un estudio sobre la situación económica de los 132 adjudicatarios para elaborar un plan viable de ayudas para la adquisición de equipamiento, ya que, por ejemplo, las cocinas, solo incluyen la vitrocerámica y la campana extractora. Es una cuestión de los ocupantes de los pisos hacerse cargo del horno, el frigorífico y la lavadora.

Felicidad y sorpresa

Elisabeth Feijoo, vecina de Poio hasta ahora, es una de las adjudicatarias de las viviendas. Solicitó un piso de promoción pública hace ocho años y le concedieron uno de una habitación por el que pagará 75 euros de alquiler cada mes.

"Son unos pisos muy amplios. Para mí ha supuesto una gran alegría. Tengo una hija de ocho años y, además, me queda muy cerca de mi trabajo", asegura.

Daniel Maquieira, de 27 años, confiesa que no se esperaba que le concediesen uno de los pisos. El suyo también será de una habitación y le permitirá irse a vivir solo. "Hasta ahora vivía con mis padres, porque como no tengo un trabajo estable no me podía permitir un alquiler caro ni comprar un piso". Su idea es comenzar el año en su nueva vivienda.

Isabel Carmuega solicitó una vivienda en Valdecorvos hace cinco años. "Al principio no pensaba para nada que me la iban a conceder. Después sí porque vi como iban sacando gente de las listas", reconoce.

La suya será una vivienda de tres habitaciones. "Trabajo haciendo horas de limpieza, pero con lo que gano este alquiler, de 117 euros, es lo más que puedo pagar", dice esta madre de un niño de cinco años.

Menos tiempo, dos años, ha tenido que esperar Catherine Chávez, madre de dos niñas y que vivirá con su familia en una vivienda de dos habitaciones. El alquiler les costará 90 euros mensuales. "Yo trabajo, pero él está en Paro. La diferencia de alquiler va a ser enorme. La vamos a notar mucho".

Por su parte, José Antonio López afirma que para él "esto supone mucho porque estábamos de alquiler". "Nos ha costado, pero yo creo que después de trabajar 45 años tengo derecho a una vivienda", asegura este vecino de Pontevedra que va a pasar de pagar 500 euros de alquiler a 92.

Eva Matarranz se va a ir a vivir con su novio y su hijo, de siete años, a una vivienda de dos habitaciones. No duda en mostrarla contenta porque "hace un año y pico estaba de suplente en las listas". "Cuando me llegó la carta de confirmación no me lo creía", añade.

Algo similar le ocurrió a Rebeca Fernández, de 26 años, que cuando recibió la notificación tuvo que releerla. "Ponía que yo era la adjudicataria definitiva. ¿Te imaginas? Con ese lenguaje y todo dudas de que te lo hayan dado. Pero aquí estoy", asegura riendo esta joven, que también ha recibido un piso de dos habitaciones. "Esto es como una lotería", concluye.

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