El sector mejillonero vuelve a poder trabajar. El Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) autorizaba la apertura de dos de los polígonos bateeiros de la ría que llevaban abiertos desde el pasado mes de abril debido a la presencia de toxina. Los mejilloneros celebran la medida, aunque se trata de una alegría a medias ya que el polígono nombrado como Portonovo A, el mayor de los tres de la costa poiense, seguirá teniendo la catalogación como zona C que prohíbe su comercialización en fresco.

La medida a unas 64 bateas de la ría, de las cuales unas 50 pertencen al polígono denominado Portonovo A y 14 a Portonovo C, este último si permite la comercialización del mejillón en fresco. De este modo, queda a la expectativa de que los próximos controles permita la autorización para la extracción en Portonovo B, con unas 40 bateas, así como en los tres polígonos mejilloneros de Bueu.

Desde la asociación de mejilloneros de Combarro-Raxó, Amecomra, moderaban el optimismo. "Estamos contentos, pero esperemos que perdure en el tiempo, como mínimo debería estar abierto más de lo que estuvo en otros meses de agosto en los dos últimos años", señalaba el Manuel Ferreirós, el presidente de los mejilloneros, que incidía en que están pasando muchos cierres en los meses de verano en los últimos años. "Tiene que estar abierto por lo menos dos o tres semanas, que es más de lo que estuvo el año pasado", apuntaba Ferreirós.

El presidente de Amecomra mostraba su frustación contra los sucesos de toxina lipofílica que arrastran los últimos años. "Son cosas naturales, hay años con más y con menos. No quieren ni mencionar que esta apertura sea igual de corta que las anteriores", señalaba. En 2014 entre los diferentes polígonos de la costa poiense estuvieron cerrados entre 222 y 258 días en todo el año.

En ese sentido, recuerda la dura época por la que pasa el sector. "No tenemos ayudas, no tenemos paro y muchos que sí tienen empleados los tienen que mandar para casa. Los que somos autónomos tenemos que seguir pagando todos los meses, con lo que no hay ingresos pero sí casi el mismo gasto esos días... en esos momentos solo nos queda ir a la batea y hacer su mantenimiento o meter los mejillones en sus cuerdas".

En ese sentido, demanda más investigación sobre la toxina. "Sí existen estudios, pero teniendo en cuenta la gran cantidad de familias que viven en Galicia del mar y del sector mejillonero en concreto, hace falta saber mucho más para poder minimizar o prevenir los episodios de toxina. Todo lo que sea resolver las incógnitas aportará a un mayor control", apuntaba Ferreirós.

Sin venta en fresco

Desde Amecomra lamentan también la situación de estancamiento del polígono Portonovo A, el mayor de la ría en número de bateas y que este mismo año era catalogado como Zona C. La medida impide que los mejilloneros vendan su producto en fresco, por lo que los mejillones extraídos en esta zona son destinados a la industria conservera, suponiendo eso una depreciación del mejillón de las bateas afectadas.