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Carlos Valle: "Recuperar el patronato del Museo es tan necesario como el aire que respiramos"

"No todo tiene cabida en el Museo, ni todo tipo de programas o exposiciones... No es un centro comercial"

El director del Museo, Carlos Valle ayer ante el Sexto Edificio. // R. V.

El Consello Galego de Museos, entre otras entidades, así como políticos, profesionales de la cultura "y también muchos pontevedreses que me paran por la calle" felicitan a Carlos Valle por el nuevo rumbo del Museo de Pontevedra, al frente del que se vuelve a situar en solitario tras el cese del director de gestión, UN puesto de confianza que suprime el nuevo gobierno provincial. Éste ha anunciado una gestión "menos politizada y más técnica" para el buque insignia de la cultura en la provincia.

-¿Qué supone el nuevo rumbo de la institución que encabeza?

-Supone que la programación, como había sucedido hasta hace unos años, se haga desde dentro, desde el Museo y no venga impuesta desde afuera. Es una recuperación desde el punto de vista puramente técnico, el Museo no puede ser un tótum revolútum, o al menos la gran mayoría de los técnicos que estamos aquí lo entendimos así. Y no debemos de estar muy equivocados, un museo no es un cajón de sastre, éste es un museo muy grande, muy diverso, con perfiles en cuanto a sus colecciones que van desde lo más antiguo a lo más moderno, pero no todo tiene cabida en el Museo, ni todo tipo de programas ni exposiciones pueden estar aquí. Utilizo un símil, me gusta el fútbol, me gustaría ser como Messi pero es que como él hay uno, está muy bien que la gente quiera o apunte hacia instituciones de cierto empaque, pero hay jerarquías. Eso no quiere decir que la gente no tenga derecho a exponer, evidentemente que todo el mundo tiene derecho a que su producto se conozca, pero hay lugares y lugares. ¿Verdad que usted al acabar primero en la facultad asumía unos cometidos, en quinto otros y hoy hace cosas profesionalmente que seguramente no podría hacer entonces? Pues con los museos sucede exactamente igual.

-Hace unos meses se defendía desde el gobierno provincial que esa perspectiva es elitista...

-No lo es, no es elitismo, soy la persona menos elitista del mundo, pero al pan pan y al vino vino, el Museo no es un centro comercial, aunque en determinados aspectos de cultura americana si pueda parecerlo, hay unas tradiciones y trayectoria que creo que deben ser respetadas. Las programaciones han de ser abiertas a todo el mundo, a todo tipo de manifestaciones, pero también deben estar muy en consonancia con el perfil de las colecciones que posee el Museo.

-Si algún argumento esgrimían los anteriores responsables del Museo para respaldar su línea de trabajo era el éxito de público ¿se inflaron los cómputos de visitas?

-Lo que puedo decir es que mis datos no coinciden con las cifras que se hicieron públicas.

-¿Qué nueva orientación tendrá la institución?

-Será la orientación que tuvo hasta hace unos años, este Museo ha sido pionero históricamente en muchas iniciativas, de apertura a la sociedad más próxima pero también a otros territorios, otros continentes, a las más dispares manifestaciones artísticas, somos un museo muy rico que lo mismo atesora fondos prehistóricos que de arte actual, lo mismo pintura que escultura que fotografía, tenemos por ejemplo una de las más importantes colecciones de fotografía histórica. Desde esa perspectiva ¿novedades? Más bien trataremos de recuperar nuestra programación más habitual, donde se incluía de todo, conferencias, conciertos, talleres didácticos, actividades con niños, yo soy un producto de la cantera del Museo, no inventamos ahora los talleres para niños o para adolescentes, la figura de los alumnos colaboradores tenía la virtud de incorporar al día a día del Museo a estudiantes de Bachillerato o Universidad que aprendían aquí, yo aprendí aquí siendo alumno de preuniversitario a fichar libros, ponga hoy a un alumno de Secundaria a hacer una ficha de un libro y lo normal es que no lo sepa, yo tampoco lo sabía, cuando me incorporé al Museo como alumno colaborador lo aprendí, aquí aprendimos muchísimas cosas porque una de las virtudes de este museo es que ha cuidado mucho su cantera, de alumnos colaboradores, de becarios, ha sido siempre una de las señas de identidad, en ese perfil técnico acentuado es en lo que han incidido los que a partir de mañana (por hoy) serán vicepresidente y diputado de Cultura de la Diputación, creo que es un reconocimiento a su trayectoria técnica y profesional del Museo, que desde sus orígenes siempre ha sido muy técnico, muy profesional. Los políticos están para hacer su función, pero no me imagino al ministro de Cultura diciendo al Museo del Prado que haga una exposición, puede haber sugerencias, pero la programación de ese referente mundial la concreta el patronato a propuesta de los técnicos.

-Al hilo de lo que apunta ¿En estos últimos años quién proponía las exposiciones del Museo?

-Era a la inversa, muy pocas veces se hacía caso de propuestas internas, normalmente era de arriba para abajo, unas podían tener más interés y otras menos pero el Museo, como le decía, no puede ser un cajón de sastre.

-¿Qué opina de la anunciada puesta en marcha de una figura análoga a la del extinto patronato?

-Recuperar el patronato del Museo es tan necesario como el aire que respiramos. Los órganos gestores de ese tipo donde se dan cita políticos, técnicos y representantes institucionales tienen la virtud de actuar como tamiz, como filtro, se someten los programas a su consideración, los analizan, los devuelven con matizaciones, modificaciones, con enmiendas, pero es el lugar en el que se discuten los proyectos y donde el que tiene que opinar opina, de modo que el resultado final es una síntesis de esas aportaciones. Yo creo en los patronatos, soy miembro de varios de asociaciones y museos, fui miembro de patronatos muy importantes y suelen ser foros de debate muy valiosos, creo que si se recupera, llámese patronato, llámese consejo asesor, con el nombre que sea, ha de ser con personas de perfil diverso. Los políticos evidentemente tienen que estar, claro que si, pero hay patronatos, por ejemplo, donde la presidencia no la ostenta un político sino un técnico o una persona muy representativa, por su perfil profesional o empresarial, alguien solvente y con prestigio y que pueda hablar sin dogmatismos, desde el carácter apartidario.

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