Solo para producir una camiseta de algodón se necesitan 2.700 litros de agua y 7.000 si optamos por un vaquero. Cada año se tiran más de 740 toneladas de ropa y residuos textiles en Galicia y el impacto ambiental que provocamos es ya insostenible. Así, se reciclásemos ropa reduciríamos la contaminación y ahorraríamos en agua.

Y si consumimos productos ecológicos, fresco y de cercanía, mejoramos nuestra salud, reducimos la contra la contaminación ya que no hacemos uso de los transportes y mantenemos vivo nuestro rural, asegurando "un desarrollo económico local lejos de intereses económicos especulativos externos".

Son algunos de los datos que explican las organizaciones sociales, de comercio justo, labradores y artesanos que celebran la Semana Galega de Comercio Xusto, y que incluirá diversas actividades como un cine-fórum sobre el textil y un mercado transparente.

El cine-fórum arrancará el próximo martes a las 20 horas en la Casa das Campás. A partir del documental "As costuras da pel" se debatirá sobre las herramientas de denuncia e iniciativas para garantizar salarios dignos y derechos humanos en nuestras sociedades.

Continuará el día 18 con "Do w change it?", un encuentro sobre la moda ética y se presentará MOV3: Galicia Viste Consciente, con iniciativas de ropa hecha en Galicia.

Por su parte, el mercado transparente se celebrará el próximo sábado, día 20, de 10 a 14 horas en la plaza del Teucro.

Habrá puestos de productos ecológicos de productores de la comarca, artesanos, una taberna de degustación con productos locales, música y ropa hecha en Galicia, de comercio justo, ecológica y de segunda mano.

Los asistentes están invitados a acudir al mercadillo transparente con los restos textiles, prendas que ya no quieran usar para darles un nuevo uso, en este caso haciendo con ellas alfombras mandalas. "Veremos donde está confeccionada la ropa y los salarios que reciben las trabajadoras por esta labor", señala la organización.

Ésta recuerda que 21 millones d persones trabajan en el mundo en condiciones de trabajo forzoso, que se celebra en el textil y el trabajo agrícola, donde aún existe explotación infantil.