La calle Oliva perderá en las próximas semanas al menos una de sus enseñas más veteranas. La cadena Pronovias planea el cierre de su tienda para finales de este mes y ya está comunicado a sus clientes que a partir de entonces tendrán en Vigo su punto de venta más cercano. La firma barcelonesa pondrá así fin a décadas de vinculación con Pontevedra, despidiendo a la plantilla según han apuntado fuentes internas. Los problemas laborales en el sector del textil también los comparten a escasos metros. Los trabajadores de Los Telares, también con lustros de presencia en la urbe, mostraron ayer públicamente la situación por la que están atravesando.
La cadena especializada en vestidos de novia y también de fiesta está anunciando a sus clientes el próximo cierre de su establecimiento. De hecho, en la tienda se les explica que para aquellos encargos que se necesiten más allá de este mes tendrán que hacerse en el local de Vigo, ubicado en la calle Príncipe. El traslado de la cartera de clientes a esta urbe, en cambio, no tendrá el correspondiente efecto sobre la plantilla pontevedresa. De hecho, los empleados perderán sus puestos según ha podido saber este periódico.
La clausura de la tienda de la calle Oliva dejará a Pontevedra como la única de las siete grandes urbes de Galicia sin este negocio referente en la moda nupcial. La cadena mantendrá abiertas sus dependencias, además de las del municipio olívico, de A Coruña, Santiago, Ferrol, Lugo y Ourense. En total esta multinacional tiene más de 160 puntos de venta propios repartidos por todo el mundo y 4.000 establecimientos donde vende su marca.
Sin cobrar en Los Telares
Por otro lado, la oferta comercial de la calle Oliva podría reducirse a mayores de este cierre si se confirman los peores augurios de la plantilla de Los Telares. Los empleados de esta firma salieron ayer a la vía pública para repartir folletos en los que se denunciaba la incertidumbre al que la empresa les tiene sometidos, aseguraban. Todo a pesar de que muchos llevan ya más de 20 años en esta firma.
Los trabajadores, que cuentan con el respaldo de los tres sindicatos mayoritarios (CIG, UGT y CC OO), critican que la empresa no está pagando los salarios y que les obliga a permanecer en las tiendas "sin enviar mercancía desde hace meses". Además, cuestionan los movimientos que ha hecho el propietario y fundador de la firma, Julián Rus Cañibano. "Vendió el 52 por ciento de la empresa a un fondo de inversión que se dedica a liquidar empresas con gran beneficio para los accionistas; de hecho se está descapitalizando la empresa para que podamos ser despedidos de manera más barata", explican. La plantilla lamenta que estas prácticas "son las consecuencias de las sucesivas reformas laborales: especuladores y buitres se enriquecen con la desgracia de los trabajadores".
