La tradicional procesión del Viático volvió a recorrer ayer las principales calles del que antiguamente era conocido como arrabal marinero de A Moureira, un barrio que se extendía extramuros por la zona de orillamar de la ciudad desde Santa María a San Roque. Precisamente este es el recorrido que hace cada año la procesión, partiendo desde la basílica y recogiéndose en la capilla de San Roque, llevando bajo palio a Jesús Sacramentado.

Organizado por el Gremio de Mareantes (sus miembros portan las varas del palio bajo el que desfila la Custodia con Jesús Sacramentado), procesión tiene como principal cometido cumplir el precepto pascula y llevar la Sagrada Comunión a los enfermos e impedidos de la parroquia de Santa María la Mayor. Este año, según explicaron fuentes del propio Gremio, la celebración religiosa permitió dar la comunición a en torno a una quincena de enfermos, en torno a una docena en la residencia de ancianos de Santa María y a tres vecinos más en la calle de García Alén.

Previo al inicio de la procesión, tuvo lugar en la basílica una solemne Eucaristía que dio comienzo a las diez de la mañana y fue oficiada por el párroco de Santa María, Francisco Javier Porro Martínez.

Dio escolta a la Custodia que porta a Jesús Sacramentado bajo palio un piquete de Caballeros Alumnos de la Escuela Naval Militar de Marín, representada también por su máxima autoridad, el comandante-director Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo. No en vano, esta institución ostenta el título de presidenta honorífica de los Mareantes pontevedreses. El comandante Sobrino portó el cetro de "Teucro" durante la marcha.

Otro lugar destacado en la ceremonia lo ocupa la Brigada Ligera Galicia VII "Brilat", entidad que también es presidenta honorífica del Gremio y que estuvo representada por su jefe, el general de brigada Luis Cebrián Carbonell. El cortejo lo cerraba la Banda de Música de la Escuela Naval.

Tras finalizar la misa, la procesión partió de Santa María hacia Xan Guillerme, Jofre de Tenorio, plaza de Concepción Arenal, Alfonso XIII, Echegaray, Paseo de Colón, Monteleón, Almirante Matos, Campo da Torre, Juan Villaverde y Hermanos Nodal, recogiéndose en la capilla de San Roque en donde se impartió la bendición solemne con el Santísimo que, como ya resulta tradicional, fue honrado con la confección de las artísticas y vistosas alfombras florales que elaboraron los vecinos de los arrabales de A Moureira durante toda la noche anterior. Fueron horas y horas de trabajo para decorar estas vistosísimas alfombras, además de recopilar las más diversas materias primas (desde pétalos, a hojas, todo tipo de plantas, fíuncho o borra de café) que se emplean en su confección. Como también es habitual, la Salve marinera puso el broche de oro a esta procesión que fue seguida también por muchos fieles de la parroquia de A Xunqueira y de toda Pontevedra. Así como por algunos vecinos que acudieron a comprobar la belleza de estas alfombras y de una entrañable procesión cuyos orígenes están estrechamente vinculados al esplendor medieval pontevedrés y de aque barrio de A Moureira, así como al gremio de las gentes del mar, los Mareantes, que han mantenido viva esta herencia desde entonces, así como latentes aquellas raíces marineras de toda esta zona de Pontevedra.

Cabe destacar que en los últimos días se viene ya celebrando también el Triduo en honor a San Telmo. El viernes y el sábado ya tuvo lugar a las siete de la tarde en la capilla de San Roque y hoy, día 13, es la última de las citas prevista para esa misma hora.