Las autoescuelas de Marín se muestran satisfechas con los cambios en los exámenes teóricos y prácticos implantados por la Dirección General de Tráfico a principios de año. Los profesores coinciden al señalar que "ahora los alumnos deben estar mejor preparados para superar los exámenes teórico y práctico".

Marisé García, profesora de la autoescuela Arias especializada en los exámenes teóricos, sostiene que los alumnos "le tienen miedo a las preguntas teóricas y a la conducción libre". Añade que una pregunta que suelen hacer los examinadores es "¿qué tipo de aceite lleva el coche y dónde se encuentra el depósito? o ¿dónde está el líquido refrigerante?". En referencia al objetivo del examen teórico aclara que "se busca que los alumnos entiendan, que no memoricen". La explicación se debe a que antes de ampliar la batería de preguntas, muchos alumnos, a base de hacer tests, acababan por aprenderse las preguntas y respuestas de memoria.

El profesor de la autoescuela Almar, Moncho Martínez, mantiene que el nuevo examen teórico "obliga a ir más preparado y a prestar más atención". Opina, además, que el sistema actual es más justo porque los exámenes son "de comprensión, no de memorizar". En referencia al nivel de aprobados asegura que sigue siendo el mismo, "la única diferencia es que ya no se aprueba tanto con cero fallos, muchos llegan al límite de tres". Sobre la prueba práctica descarta que sea más complicada, pero cree que "los alumnos quieren hacer menos prácticas para ahorrar y llegan peor preparados", sentencia el profesor. Asimismo, puntualiza que "ahora los examinadores son más exigentes y los exámenes no son tan fáciles como hace años."

Por su parte, Miguel Garrido, director de la Autoescuela Miguel, asegura que ahora "el examen teórico es más sencillo, la mayoría de las preguntas son de seguridad vial", explica. Declara también que los cambios en el teórico obligan a los alumnos a "leer y entender el libro, además de ir a clase". Finalmente, el empresario propone un cambio radical en los exámenes prácticos: abandonar el sistema de indicaciones del examinador y "dejar al aspirante conducir de manera libre".

En el examen teórico se amplio la batería de preguntas a 15.500, en lugar de 800. Además, se está implantando el sistema informático para la realización de examen, aunque en Pontevedra todavía no está activo y se sigue realizando en papel. El número total de preguntas es de treinta y sólo se permiten tres fallos, además el tiempo máximo para realizar el examen es de media hora.

El examen práctico es el que sufrió unos cambios más notorios. La duración mínima es de 25 minutos y el alumno deberá responder a unas preguntas relacionadas con la mecánica del vehículo antes de iniciar la marcha. Una vez en el coche, el aspirante debe circular de manera libre, o dirigirse a un destino concreto, sin recibir indicaciones del examinador. La tercera parte de la prueba sigue el guion habitual: el alumno debe seguir las indicaciones que el examinador le comunique.