-¿Quiénes pagan la crisis en su oficio? ¿Al igual que en el sector de la alimentación el gran negocio del toro lo hacen los intermediarios?

-Si, está en los intermediarios pero por otro lado hay que ver que la fiesta del toro implica muchos gastos en temas como permisos, veterinarios, ambulancias, seguridad social de toreros y banderilleros, son muchas fuentes de gasto que resultan muy difíciles de asumir, por ejemplo, para un pueblo de 2.000 habitantes, que no puede afrontar solo los gastos de permisos. Así que le diría que un poco quienes pagan la crisis son los ganaderos y los toreros, al final los banderilleros cobran un sueldo por torear con el torero y el torero tiene que rebajar mucho, asumir los gastos (picadores, banderilleros, muletillas etc) y al final creo que son ellos y nosotros los que pagamos. A veces me pregunto por qué un toro no tiene un precio mínimo pero si lo tiene, por ejemplo, una hora de trabajo.

-Ha vivido el mundo de las reses bravas desde que nació ¿ha evolucionado el toro en estos años o aún es muy joven para percibirlo?

-No, en absoluto, si que me ha dado tiempo a ver que toro ha cambiado mucho, en la forma de embestida e incluso la forma de torear, ha habido cambios, en mi opinión desde que nací ha habido muchos cambios para buscar un toro más torerista, al gusto de los toreros, más fácil de torear.

-Pero constata que la tendencia está cambiando...

-Si, ahora estoy viendo que el gusto está cambiando, se está volviendo a un toro más bravo, se está volviendo al toro que guste más al público que al torero, ahora mismo está cambiando la forma de ver el toro en la lidia.