El alcalde de Poio recibe con agrado el anunció de la Xunta de estudia mejoras de seguridad vial en la entrada a la AP-9 en Portosanto. Pero extiende la necesidad de esas medidas al tramo del acceso norte que va desde la glorieta de la PO-308 a la del cementerio. Recuerda que ambas carreteras se terminaron hace ya más de 10 años y que en el momento de su puesta en marcha ya se reclamaban elementos que evitasen riesgos para viandantes y automovilistas.

"Si se atiende a estas peticiones tantas veces realizadas, la inversión de la Xunta será muy bien recibida", apunta Luciano Sobral. José Manuel Cores Tourís se limitó únicamente a estudiar la colocación de farolas en Portosanto, así como la posibilidad de mantener una mayor vigilancia sobre el estacionamiento irregular que se produce en los arcenes. Pero el regidor pide también la realización de aceras, así como realizar una actuación similar en la otra carretera también de titularidad autonómica.

Sobral apunta que ambas son "muy transitadas", tanto por automovilistas como por peatones, por lo que ve necesario la realización de aceras a ambos lados de la calzada. "Cuando se inauguraron era conselleiro Xosé Cuíña y ya entonces se hablaba de la necesidad de completar ambas actuaciones con mejoras de seguridad vial", relata el regidor.

Por tanto, tras más de un decenio a la espera de que se concreten esas medidas, desde el gobierno local solicitan "que no pasen más de seis meses más" hasta que se hayan mejorado ambos itinerarios. La calle de acceso a la AP-9 desde Portosanto cuenta con una longitud de casi medio kilómetro, más o menos similar a la del tramo que une el camposanto con la PO-308. Sobral apunta que si bien se trataría de una inversión en tiempos difíciles en la economía, la seguridad que aportaría a los usuarios justificaría el esfuerzo.