La dirección de Ence está dispuesta a asumir que existen y a subsanar algunas deficiencias en el funcionamiento de la fábrica de Lourizán puestas en evidencia por el comité pero mantiene, cuando menos a día de hoy, que sobran 39 trabajadores en Pontevedra: 30 en la planta de celulosas y 9 en Oficinas centrales, sección que incluye el departamento forestal, según explicaba ayer el presidente del citado comité y delegado de CIG, Suso Graña.

Una delegación empresarial, encabezada por la directora general de Recursos Humanos, María José Zueras y el director Industrial del Grupo Ence, visitó durante tres días (desde el lunes hasta ayer) los dos centros de trabajo pontevedreses para conocer "in situ" los empleos que la compañía pretende suprimir, cotejar con los delegados de personal impresiones e informaciones y a ser posible buscar puntos de encuentro cara a una posible salida negociada de los "excedentes".

"Avances pocos" resumía ayer Suso Graña que, sin embargo, valoraba el franco intercambio de pareceres y el análisis comparativo de documentación que habían realizado al finalizar los directivos y asesores las visitas a las instalaciones, a las que no se habían sumado porque "nosotros ya conocemos en detalle los puestos y sabemos lo que hay". Además no les parecía serio que planteasen un recorrido para conocer "unos empleos que tan drásticamente estaban dispuestos a eliminar con el ERE que retiraron el pasado 21 de marzo", indicó el presidente del comité de la fábrica de Lourizán.

La delegación de Ence que estuvo entre el lunes y miércoles en Pontevedra realizará visitas similares y con el mismo objetivo a las fábricas de Navia (hoy y mañana) y Huelva (días 15 y 16 de abril).

Directivos y delegados de personal analizaron, puesto a puesto, los empleos que Ence tiene previsto suprimir en Lourizán (fábrica y Oficinas centrales) y mientras los primeros, siempre según la versión del comité, ponían el acento en recabar información sobre las supuestas insuficiencias de funcionamiento y posibles consecuencias negativas de la supresión; los segundos esgrimían dictámenes de la Inspección de Trabajo, informes legales y análisis propios que acreditarían la imposibilidad de reducir la plantilla.

"Nunca nos negamos a que por mejoras tecnológicas o cambios en la producción se suprimiese puntualmente algún empleo o que se recolocase a un trabajador en otro puesto" recordaba el presidente del comité de Lourizán pero, añadía, "es inviable que la fábrica mantenga su actual nivel si se despide a treinta personas".

Ence pretende, pone de ejemplo Suso Graña, suprimir en el parque de maderas un puesto de operario (cinco trabajadores) y un encargado, lo que dejaría u turno sin control de entrada de la madera, o trasladar la carga de trabajo del actual puesto de digestores al analista, quien según un informe de la Inspección de Trabajo ya está asumiendo una sobrecarga.

Hasta ahora el comité no encuentra motivos para aceptar una minoración de la plantilla de Pontevedra.