De nuevo el saldo es negativo pero no debe ocultar la existencia de un dinamismo económico-empresarial que lucha contra viento y marea en Pontevedra -una provincia que cuenta con 32.427 empresas activas- y que habla de resistencia a la crisis, de capacidad de renovación, de apuesta por la apertura de mercados y de espíritu emprendedor, tal como se destaca desde organizaciones de empresarios como Aempe o la CEP.

Enero, mes de balance por antonomasia, registró el cierre de 170 negocios al día en la provincia, hasta sumar un total de 5.279 sociedades finiquitadas, tal como consta en el registro de bajas de empresas cotizantes a la Seguridad Social. Paralelamente en este mismo período de tiempo fueron 4.452 las sociedades que se dieron de alta en el citado registro, lo que arroja una cadencia de aperturas de 143 al día.

Las 32.427 empresas "vivas" son, desde un punto de vista cuantitativo, prácticamente un 5% menos de las dadas de alta hace un año: 1.673 menos en números absolutos, y un 2,5% menos si se toma como referencia el 31 de diciembre de 2012 o lo que es lo mismo 826 menos en el cómputo global. Esta elevada movilidad (sucesión de altas y bajas) tiene mucho que ver con el tejido económico empresarial pontevedrés que se articula en torno a sociedades unipersonales, microempresas y pymes, en muchos casos de origen familiar en las que, en un porcentaje elevado, los propietarios cumplen la doble condición de trabajador y empresario.

El IGE (Instituto Galego de Estadística) recoge que más del 90% de las firmas radicadas en la provincia tienen menos de cinco empleados.

El tejido empresarial pontevedrés supone algo más del 35% del entramado gallego, un porcentaje solo superado por el de A Coruña, provincia en donde, empero, las empresas relacionadas con el mar son la mitad de las registradas en Pontevedra. Si en el sur las sociedad englobadas en este epígrafe son 2.006 en la provincia norteña son 1.105.

En Lugo, la otra provincia gallega con costa, genera 280 empresas vinculadas a actividades del mar.

El sector servicios, en un sentido amplio, es el principal eje dinamizador lo que no es óbice para que también sea, a día de hoy, el principal "granero" de firmas agotadas o en crisis y de parados.

Paradójicamente, sin embargo, es también el principal generador de puestos de trabajo tanto por iniciativas de autoempleo (de trabajadores reconvertidos en autónomos o de emprendedores) como de asalariados, en muchos, de carácter estacional y temporal.