Un estudio realizado por el Instituto Europeo Campus Stellae, con sede en Santiago de Compostela, alerta del incremento del número de ancianos que resultan estafados o engañados por familiares y personas de su confianza. Explican que la cifra de casos de este tipo que llegan a su conocimiento se ha "duplicado en los últimos dos meses, sobre todo en la provincia de Pontevedra, en donde se concentra el 75% de los episodios ocurridos en Galicia".

Desde el departamento de Grafología y Tratamiento de la Violencia del Instituto Campus Stellae se explica que en los últimos meses "se han tratado numerosos casos en que familiares o amigos de los ancianos retiraron todo su dinero de sus cuentas bancarias o vendieron sus propiedades sin su consentimiento". Añaden que las pruebas grafológicas que realizan los peritos de este centro resultan determinantes a la hora de determinar si se trata de un acto voluntario o inconsciente por parte de las víctimas de este tipo de conductas. Nuria Pereira es la directora del Instituto y perito grafólogo y considera que la solución a este tipo de episodios pasa por nombrar gestores para la administración del patrimonio en aquellos casos en que los ancianos no deseen o no puedan hacerse cargo de sus bienes.

Las mujeres, víctimas

Según explican desde el Instituto Campus Stellae, las personas estafadas suelen gozar de una buena posición económica y, en el caso de Pontevedra, la mayoría son mujeres. Detrás del perfil del estafador se sitúan siempre personas que también proceden de un estrato social alto y que son de gran confianza para la víctima -principalmente familiares, pero también amigos- que la obligan o engañan para firmar documentos en blanco que luego son rellenados al antojo del estafador. En ocasiones también se valen de trastornos cognitivos de las víctimas para hacerles firmar este tipo de documentación y posteriormente maniobrar con su patrimonio. La firma de documentación sellada con fechas pasadas es otro de los mecanismos de estafa. En muchas ocasiones estas personas aprovechan la cercanía a la víctima para que las haga cotitulares de sus cuentas bancarias y así operar con ellas libremente.