El problema de las obras de O Pino se ha convertido en un nudo gordiano que tiene bastante mal arreglo. No hacía falta ser adivino para intuir hace un par de semanas que el lío originado por la falta de pago de la adjudicataria Obras, Caminos y Asfaltados a sus empresas suministradoras iba a traer cola. Pero quizá nadie se percató a tiempo de la gravedad de la situación que amenaza a OCA, con el consiguiente efecto dominó sobre las veinte pequeñas empresas subcontratadas y unos 200 trabajadores. El meollo de la cuestión está en adivinar cuando las administraciones públicas reformarán de una vez su sistema de contratación y, en concreto, cuando dejarán de adjudicar las obras que proyectan con el único criterio de la oferta más baja; un sistema que no ha creado más que problemas en los últimos tiempos.