Baños y techos destrozados, tuberías cortadas (incluso las que conectan con la fosa séptica), azulejos picados, cables arrancados... El local que ocupaba hasta hace escasos meses la heladería-churrería La Ibense amaneció ayer arrasado cuando los oficiales del Juzgado acudieron a ejecutar la orden de desahucio, después de que "durante todo el fin de semana se dedicasen a martillear, todo lo que no pudieron llevárselo porque no era de ellos sencillamente lo destrozaron", denuncia la familia propietaria del inmueble.

Ésta alquiló en 2007 a la empresa Alpendre Inmobiliaria S. L. (vinculada al presidente de los hosteleros locales, Salvador Santiago Rodríguez, y a su esposa Ana María Corbal Fernández, que de hecho figuran como avalistas en el contrato) el local de 300 metros cuadrados en el que ayer se produjo finalmente el desahucio por impago de unos 10 meses de alquiler. De hecho, el establecimiento ya cerró hace un par de meses.

La deuda con la propietaria, Catalina Sieiro Fortes, asciende actualmente a unos 30.000 euros y ha anunciado que denunciará a mayores los destrozos en su local después de que hayan sido tasados por un perito.

"Hemos tenido dos juicios", explica Catalina Sieiro, "en el primero en el mes de marzo, se comprometió a pagar y abonó cierta cantidad importante pero seguía debiendo dinero. No pagaba y le hicimos numerosas llamadas en este tiempo, desde el mes de febrero de este año nosotros ya no hemos cobrado y eso que cuando tuvimos el primer juicio era dinero que se debía desde 2011. Llevaba tiempo sin pagar, nosotros aguantamos mucho, fue llamada tras llamada diciendo páguenos por favor, creo que pocas veces cobramos a mes vencido, siempre fue acumulando recibos hasta que llegó un momento en que la deuda acumulada era importante".

La propietaria añade que "incluso ni pagó la luz o el agua, tuvimos que pagar dos años de agua. Mientras él pagaba los recibos eran como de 300 euros, pero el último que nosotros pagamos ya fue de 933 euros, un recibo de tres meses... Nosotros, que vivimos en este edificio, estábamos escuchando el contador del agua día y noche, sospechamos, y de hecho se lo dije a él (en alusión a Salvador Santiago) que tuvieron los grifos abiertos a todas horas".

Visiblemente afectada, la propietaria del local expresaba ayer su temor a que finalmente no logre cobrar ni las deudas ni los destrozos: "Creo que se declarará insolvente", señala tras recordar que aceptó alquilar el local confiando en la "buena imagen" del empresario y sus credenciales como presidente de los hosteleros.

Coincidiendo con el desahucio, varios de los extrabajadores de Salvador Santiago se pusieron a lo largo de la jornada de ayer en contacto con esta redacción para denunciar que "nos debe meses y meses de salario, se declara insolvente y ni se presenta a los juicios".