Diez jóvenes observan en la sala de pantallas de la Policía Local de Pontevedra como los agentes municipales controlan desde una única habitación todo el tráfico rodado de la ciudad. Comprueban como las cámaras instaladas por todo el casco urbano pontevedrés registran hasta el último movimiento circulatorio. Instantes antes, el agente responsable de educación vial, Antonio Duarte, les mostró algunos de los vídeos grabados a través de esas mismas cámaras y en los que se aprecian comportamientos imprudentes al volante de un coche o pilotando un ciclomotor que acabó mal para los conductores de los vehículos infractores y además causando daños a algún otro usuario de la vía.

Les muestran así las consecuencias que pueden tener comportamientos incorrectos en carretera que bien pudieran haber protagonizado ellos mismos antaño, ya que estos diez adolescentes fueron condenados en su día por el juzgado de menores de Pontevedra como autores de algún delito (principalmente contra la seguridad vial, pero también de maltrato familiar y otros). La asistencia a este curso en materia de seguridad vial forma parte de su proceso de reinserción.

Esta charla con los responsables de la Policía Local es la última de las cinco jornadas que componen este curso. Anteriormente, estos diez jóvenes visitaron un centro en el que se trabaja en la rehabilitación de personas que sufrieron daño cerebral, la mayor parte víctimas de accidentes de tráfico. La jornada de ayer finalizó con unas prácticas en el parque de seguridad vial de la Policía Local en Mollavao.

Durante el encuentro no se cansaron de preguntar al agente Duarte sobre las consecuencias de pilotar un vehículo sin permiso o bajo los efectos de las drogas o el alcohol, pero también se interesaron por las medidas de seguridad que se deben adoptar a la hora de asistir a un herido en un accidente de tráfico. Las consecuencias del consumo, tenencia y "trapicheo" de sustancias estupefacientes también estuvieron presentes en esta distendida charla.

"Me gusta este curso, no enseña a recapacitar, a concienciarnos de que tenemos que ir con todo en regla para evitar tener accidentes y no cometer ningún tipo de infracción", explica uno de los jóvenes participantes, penado por un delito contra la seguridad vial. "Te ayuda a ponerte un poco en el lugar de las demás personas, no solo pensar en nosotros, a mi me gusta este curso, me gusta preguntar y ser conscientes de que el día de mañana si tengo un coche o una moto tengo que acatar las normas", explica. "Somos los jóvenes de hoy y tenemos que tirar para adelante", añade sonriente.

Todos ellos forman parte del programa de educación vial "Adolescente, con permiso!" que desarrolla la asociación Arela en sus Centros de Intervención Educativa en Medio Aberto (CIEMA) de Vigo y Pontevedra, quienes muestran su satisfacción al encontrar una gran acogida en los menores que participan en esta iniciativa.