Fotografías originales de Pintos, manuscritos, cartas de investigadores y documentos que testimonian la existencia del apellido Colón en A Puntada en el siglo XVI, tanto los publicados como los conservados en la ciudad en los últimos años y copias de actas de monasterios (en concreto el de Tenorio) echas a mano. Es el legado de Celso García de la Riega, autor de la teoría del Colón gallego, una herencia que ha permanecido oculta durante casi un siglo y que ayer se abrió públicamente en un acto encabezado por el alcalde de Poio, Luciano Sobral, y el bisnieto del erudito, Guillermo García de la Riega.

Con ellos, el presidente de la Asociación Cristóbal Colón Galego Celso García de la Riega, E. Meruéndano, que acompañó al alcalde y al bisnieto de De la Riega en la apertura del legajo.

Los tres rompieron el sello lacrado del legajo, cuyo precinto se abrió por primera vez en 98 años para dar a conocer a los investigadores posibles nuevas pistas y datos sobre la teoría del Colón gallego.

A partir de este momento, según explicaron los depositarios del legado, los investigadores podrán analizar con nuevas técnicas científicas los documentos.

La apertura tuvo lugar en la Casa Museo de Colón, en donde se dieron cita historiadores, investigadores y seguidores de la teoría sobre el origen del navegante. El acto buscaba no solo dar a conocer nuevas posibles pruebas documentales sino, especialmente, rehabilitar la figura de un personaje injustamente tratado y reactivar las investigaciones sobre el navegante.

La presentación incluyó la proyección de un vídeo en el que especialistas de reconocido prestigio mundial descartan otras teorías, para empezar la más extendida y que habla del origen genovés del almirante.

A continuación, el bisnieto de De la Riega hizo memoria de como su antepasado llegó a la conclusión de que Colón era gallego (fue a partir de documentos que le aportó su tío y su compañero de tertulia Castiñeiras) y como la presentó en 1898 en la Sociedad Geográfica de Madrid.

Su teoría cuenta con seguidores en todo el mundo, pero al comprobarse que tres de los documentos que investigó fueron manipulados se le acusó de falsario, un escándalo en la España de la época que empañó los sólidos argumentos del erudito (la existencia del apellido colón en A Puntada, los topónimos empleados por Colón o el mismo lenguaje del navegante) y motivó que la familia prohibiese acceder al legado.

Éste permanecerá ahora en la Casa Museo de Colón para que los historiadores puedan estudiar las nuevas pistas sobre el misterioso navegante que bien pudo haber pasado su infancia en las calles de Pontevedra.