Los vecinos de Cantodarea celebran hoy su fiesta patronal en honor a San Xosé Obreiro con la esperanza de que el tiempo climatológico permita la realización de todos los actos programados. Se da la circunstancia por vez primera que el Concello de Pontevedra impide la instalación de barracas, salvo que paguen la tasa correspondiente, en la zona limítrofe de la plaza Marqués de Valterra, por que las instalaciones están "arrinconadas" en la zona marinense. La actuación de la orquesta Panorama se hará en el recinto del puerto.

La misa solemne, como manda la tradición, será a las doce de la mañana y la procesión saldrá por la tarde, a las siete, para recorrer el itinerario de costumbre que, desde hace unos años no pasa por el recinto ferial para un mayor recogimiento de los participantes. La comisión organizadora ha invitado a las autoridades a presidir la comitiva que irá acompañada de una banda de música.

A las diez de la mañana se lanzará la tanda de bombas de paleque para anunciar la celebración festiva y, desde las once tendrá lugar el desfile de los grupos folclóricos que constituye una tradición iniciada prácticamente con las propias fiestas hace ya muchos años y se sigue manteniendo en el programa. Participarán "Airiños de San Xulián", "Anxuíña", "Os Chaneiros" y "Trompos ós Pes". Todos ellos se concentrarán en el ayuntamiento para iniciar el desfile que irá por las calles céntricas hasta la iglesia parroquial de Cantodarea.

El recinto ferial se queda pequeño

El recinto ferial de las fiestas de San Xosé quedó reducido este año ya que el ayuntamiento de Pontevedra no permitió, según fuentes que informaron a este periódico, la instalación de barracas en la zona de la plazoleta que corresponde al concello capitalino y que ya es Estribela. Alguna barraca que sí lo hizo tuvo que pagar a Pontevedra los derechos de instalación, según las mismas fuentes, pero el recinto quedó bastante deslucido ya que se tuvieron que amontonar los diversos aparatos y la prohibición de ocupación de suelo pontevedrés perjudicó notoriamente los negocios de la zona que quedaron "excluídos" del recinto que se forma y genera evidente beneficio. Cabe pensar que, si ésto sucede en una plaza pública dividida entre dos concellos, qué pasaría en el interior del Puerto con estos mimos motivos.